La carrera del inglés Idris Elba está compuesta por roles que se mueven entre la luz y la oscuridad, desde héroes a villanos, pasando también por individuos más reales, pero no menos complejos. Como el protagonista del nuevo drama de Netflix, Cowboys de Filadelfia.
Su nombre es Harp y, como el título de la cinta ya lo revela, forma parte del grupo de vaqueros de la Calle Fletcher, al norte de Filadelfia, que montan y cuidan a sus caballos en medio de la ciudad, haciendo honor a la poco difundida figura del cowboy afroamericano.
Pero hay otro personaje clave en esta historia: Cole (Caleb McLaughlin), el hijo quinceañero de Harp que tras darle reiterados problemas a su madre por su mal comportamiento, es llevado por ella misma desde Detroit hasta Filadelfia para que viva con su distante padre.
Así comienza una trama que convierte a Cowboys de Filadelfia en una correcta historia de crecimiento y reencuentro entre padre e hijo, que además revela una cultura más bien desconocida, que mantiene vivo al vaquero afroamericano y su legado histórico en Estados Unidos.
La ciencia ficción y la aventura se unen a la comedia en esta película que se sitúa en un futuro cercano, cuando el asteroide Agatha 616 iba a colisionar la Tierra y los gobiernos del mundo se unieron y enviaron misiles para destruirlo. Sin embargo, los componentes químicos de esos cohetes cayeron sobre el planeta.
La inusual lluvia provocó algo todavía más insólito: transformó muchos animales e insectos en criaturas que comenzaron a alimentarse de los humanos, provocando el término de la vida como se conocía hasta el momento.
Siete años después, los pocos sobrevivientes continúan viviendo en diferentes búnkeres alrededor del planeta, saliendo a la superficie solo para buscar alimento. Entre ellos Joel (Dylan O’Brien), quien ahora es un veinteañero que sueña con su novia de adolescencia.
Aunque su carrera fílmica la comenzó siendo treintañero y suma solo ocho títulos, entre su rol de director y guionista, Park Hoon‑jung se ha ganado un destacado lugar entre los realizadores surcoreanos del último tiempo.
Posición que confirma con Noche en el paraíso, su primera película para Netflix, escrita y dirigida por él, donde expone una vez más su violenta, pero efectiva y elegante mirada al drama criminal.
Debutó en el pasado Festival de Cine de Venecia con el encuentro entre dos personajes enfrentados a la muerte: Park Tae-gu (Eom Tae-goo), un joven criminal que trabaja en Seúl para un grupo mafioso, y Jae-yeon (Jeon Yeo-been), la sobrina de un contrabandista de armas, una desilusionada muchacha que sufre de una enfermedad terminal.
Refugiados en un hotel, comienzan a compartir sus respectivos dramas y pérdidas, en una cinta que combina pasajes dramáticos y contemplativos -de varias escenas sin diálogos y marcadas por un bello entorno natural-, con la violencia desmedida y sangrienta.
Una realización no apta para todo público que ejemplifica la singular y atractiva mirada fílmica de Park Hoon‑jung.
¿Te gustan las comedias con humor negro, negrísimo? Acá tienes una una imperdible y que está recién estrenada en Netflix.
La protagoniza Rosamund Park, quien encarna a Marla, una mujer quien cree que hay dos tipos de personas: “la gente que aprovecha y de los que se aprovechan”. Y ella es precisamente una de las que decidió sacar partido a los otros a través de su trabajo como tutora de ancianos.
Con su empresa ella cuida de personas de la tercera edad, viendo que estén bien y administrando sus bienes. Pronto encuentra una nueva “protegida” que es una mina de oro, Jennifer Peterson (Dianne Wiest), una mujer que luego de trabajar por muchos años en finanzas en Chicago, disfruta de su jubilación en un buen barrio de Boston, sin ninguna deuda o problema económico. Pero aprovecharse de ella no será tan fácil, sobre todo después de conocer al hijo de la anciana.
Y aunque la cinta está marcada por un humor muy negro y la desfachatez de su protagonista, agrega también grandes cuotas de suspenso y varias escenas con algo de violencia. Lo que sumado al desempeño de su elenco, donde destacan Rosamund Pike y Dianne Wiest, la convierte en una imperdible alternativa para los fanáticos de las comedias más oscuras.
Con el consabido aviso de “basada en una historia real”, este película de Simon Stone revive las excavaciones en Sutton Hoo, uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de Inglaterra.
Lo hace a través de la historia de Basil Brown (Ralph Fiennes), un hombre que en 1939, ad portas de la Segunda Guerra, llega hasta una gran casa en medio de la campiña de Suffolk, que pertenece a Edith Pretty (Carey Mulligan), a quien le pide la autorización para realizar excavaciones arqueológicas dentro de su propiedad.
Cuando se inician los trabajos en esos terrenos, donde habría tumbas vikingas o quizás algo todavía más antiguo, una gran revelación surge de la tierra: los restos de una embarcación que podría esconder una arcaica tumba.
Sin embargo, la cinta -al igual que la novela de John Preston en que se basa- va más allá del mero hallazgo e indaga en las relaciones personales de quienes estuvieron involucrados, en una mezcla de ficción y realidad.
Es así como el público es testigo de la sutil atracción, tal vez simplemente intelectual, que surge entre Edith y Brown, quien además establece una fuerte conexión con el hijo de ella, Robert, un despierto niño que admira al “excavador” y su conocimiento sobre astronomía.
Una mirada al pasado simple, emotiva y cautivante.
En su segunda cinta como directora, la comediante Amy Poehler (Parks and recreation) deja atrás al maduro grupo de amigas de su ópera prima, Wine country, y se centra en la adolescente Vivian Carter (Hadley Robinson).
Ella es la protagonista de un relato simple y ágil, basado en la novela homónima de Jennifer Mathieu, que tiene como punto de partida el inicio de un nuevo año escolar en la secundaria Rockport.
Ahí, Vivian es una estudiante que prefiere no hacerse notar y atenta a la lista que determina a las “mejores” estudiantes en sexistas categorías como “la más obediente”. Pero los aires de cambio empiezan a soplar con la llegada de una nueva estudiante, Lucy (Alycia Pascual-Peña) y desde el primer momento no oculta sus opiniones, convirtiéndose en blanco de maltrato por parte del popular Mitchell (Patrick Schwarzenegger).
Alentada por la recién llegada y sus ideas sobre misoginia y desigualdad, Vivian hace lo impensado en alguien con su tímida personalidad: inspirada en los fanzines que su mamá guardaba de sus días de rebeldía juvenil, publica de manera anónima un folleto exponiendo la actitud agresiva y misógina de sus compañeros, en especial la de Mitchell.
Un fanzine al que bautiza Moxie, a pesar de ser un término en desuso, y que se convierte en el primer paso para que las estudiantes de Rockport expongan la discriminación que sufren a diario, tanto por género, raza, opción sexual o simplemente la forma en que visten.
El primer largometraje en idioma inglés del realizador húngaro Kornél Mundruczó se basa en la obra teatral homónima, escrita por su pareja creativa y en la vida real, Kata Wéber, donde una mujer enfrenta la presión de su entorno luego de un traumático evento.
Tras su debut en festivales de cine y un limitado paso por salas de EE.UU. y Reino Unido, llega a Netflix para su estreno mundial, ni más ni menos que bajo la producción ejecutiva de Martin Scorsese.
Narra el drama de Martha (interpretada por una inmejorable Vanessa Kirby), una mujer en la treintena que junto a su pareja, Sean (Shia LaBeouf), esperan la llegada de una hija. El parto deciden hacerlo en casa, asistido por una partera.
Pero las cosas no salen como esperaban y tras unos minutos con vida, la niña muere en brazos de su madre. Un trágico acontecimiento que cambiará para siempre las existencias de sus protagonistas, en especial la de Martha, quien se siente juzgada por su entorno.
Una cinta que nunca cruza la barrera de lo melodramático y mantiene latente su origen teatral y que alcanza instantes de perfección gracias al nivel de su elenco, entre las que destacan la experimentada Ellen Burstyn, un sólido LaBeouf y, especialemente, Kirby, ratificando así su Copa Volpi a Mejor Actriz en el Festival de Venecia y su seria candidatura a los próximos Oscar.
El rapero Christopher Wallace fue un grande, tanto en sentido literal como figurado: media casi 1.90 metros y tenía una figura imponente. De ahí todo los apodos que tuvo: Biggie Smalls, Notorious B.I.G. o Biggie a secas.
Con todos esos nombres artísticos se hizo conocido uno de los raperos más influyentes de la historia, el mismo que en los años 90 se convirtió en salvador de la escena hip hop de la Costa Este..
Tuvo una vida corta pero intensa -murió asesinado de un tiro a los 24 años-, que se repasa en este recomendable documental original de Netflix, subtitulado I got a story to tell.
Y quienes se encargan de contar su historia son las personas más cercanas a Biggie, desde su madre, Voletta Wallace, hasta los amigos con los que creció en Brooklyn, los mismos con los que dio sus primeros pasos en el rap y también en la delincuencia.
Precisamente ahí está el mérito de este sincero registro, que podría haber recurrido a las típicas declaraciones de famosos, pero que prefirió apostar por darle voz a los verdaderos de Notorious B.I.G.
A lo largo de cuatro décadas, Tom Hanks ha transitado por la mayor parte de los géneros fílmicos, desde el drama y la comedia, pasando por el suspenso y la animación, hasta la ficción. Pero todavía no había estado en un western, deuda que paga esta película de Netflix, en la que vuelve a ponerse bajo la órdenes del realizador y guionista británico Paul Greengrass.
Bajo su guía, Hanks se convierte en Jefferson Kyle Kidd, quien en 1870, tras haber combatido por los confederados en la Guerra Civil, viaja de pueblo en pueblo leyendo las noticias a sus habitantes.
En uno de esos pueblos encuentra una carreta a la que atacaron y también a su dueño asesinado. Pero alguien más viajaba en ella: una niña blanca, pero vestida como nativa americana, que, según dice un documento, se llamaría Johanna (Helena Zengel).
Ahí comienza una travesía por las llanuras de Texas para encontrarle un hogar a la niña, una viaje no exento de peligros, marcado por el drama, pero que también le da un espacio a la acción y que descubre en la pequeña actriz alemana una verdadera revelación, ya que sin hablar mucho, apelando casi siempre solo a las miradas y gestos, logra hacer de Johanna/Cicada uno de los ingredientes esenciales de esta entrañable cinta.
La dupla creativa entre el director Sam Levinson y la actriz ganadora del Emmy Zendaya, se vuelve a reunir, ahora en este drama en blanco y negro, que se filmó en plena pandemia, entre junio y julio de 2020, bajo férreos protocolos sanitarios.
Tiene como escenario una bella casa en Malibú, California, hasta donde llegan el director de cine llamado Malcolm (John David Washington) y su joven pareja Marie (Zendaya), luego la premiere de Imani, la nueva película del realizador sobre una chica negra adicta, que tuvo buena recepción recibida y a juicio de su guionista y director “enloqueció al público” y conmovió a los críticos.
Aunque pronto comienzan a surgir recriminaciones y descalificaciones mutuas entre la pareja, las que se toman la mayor parte del metraje y que vuelven algo repititiva a esta cinta que, sin embargo, logra enganchar gracias a su bella fotografía en blanco y negro y a la humanidad que Washington y Zendaya imprimen a sus personajes.
¿Qué deseas hacer?