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PERSONAJE

Publicado 11 mayo, 2024

En portada

TALIANA VARGAS

SIN MIEDO A LO PÚBLICO

Foto: Camilo Grald.


Por John William Archbold

Después de ocupar un papel protagónico en la campaña electoral de su esposo, Alejandro Éder, nuevo alcalde de Cali para este cuatrienio, la primera dama de esta ciudad ya está encaminada en su rol de gestora social, un desafío que, como nos deja ver en esta entrevista, va en sincronía con su trayectoria e intereses.

En noviembre de 2008, durante su discurso de despedida como señorita Colombia, Taliana Vargas dijo unas palabras que hoy debe tener más presentes que nunca: “Mi proyecto de vida tiene que ser hacer visible nuestra cultura en el exterior”. También vaticinó que a su sucesora solo le dejaba su título, prometiendo que su trabajo no terminaba allí. Increíblemente, así ha sido. Al tiempo que consolidaba su carrera como actriz, su fundación La Casa en el Árbol iba ganando incidencia, abriéndose importantes espacios y adquiriendo una notable experiencia en cooperación internacional. Y ahora, acorde con los nuevos tiempos, Taliana espera mucho más que encarnar el rol tradicional de primera dama, y para ello ha iniciado sus labores de gestión social desde la Alcaldía de Cali, con ambiciosos proyectos que desde ya empiezan a rendir frutos. Hablamos con ella para conocer de cerca cómo vive y proyecta esta experiencia, y por supuesto cómo se manifestará en otras esferas de su vida.


Las primeras damas siempre han sido una figura que opera desde la discreción y de forma muy tangencial, pero durante toda la campaña de tu esposo ejerciste una presencia importante y empiezas a establecerte ahora como gestora social de la Alcaldía. ¿Cuál es tu visión de las posibilidades y alcances que una figura de esas dimensiones puede abarcar?

Cuando a mí Dios me dice: “Tali, los necesito liderando una ciudad”, para mí no hay ninguna otra lógica que involucrarme 100% en las transformaciones sociales; este es el gran privilegio de este tipo de cargo, es el privilegio de servir en esta dimensión. Mi esposo Alejandro y yo tenemos la vocación de servicio muy viva en nosotros, eso es lo que nos unió como pareja hace 12 años. Ese es nuestro motor, y la admiración que nos tenemos el uno al otro es por esa capacidad de desarrollarnos en lo social. Además, también era importante poner al servicio las herramientas que tengo, he trabajado en cooperación internacional, en territorio, aparte de toda la experiencia que he adquirido en estos 18 años como figura pública. En estos 100 primeros días me he dado cuenta de lo importantes que han sido estos elementos en mi trabajo social anterior, y si lo he hecho antes, no lo iba a dejar de hacer ahora.


A lo largo de tu vida, tu padrastro ha sido una inspiración para ti, tanto que estudiaste una carrera afín a la suya, enfocada en el desarrollo desde la perspectiva de gestión social en la sociedad civil. ¿Eso ha cambiado? ¿Empiezas a ver en el ejercicio público una forma de lograr verdadera incidencia?

Por supuesto. Alejandro, mi esposo, siempre lo ha tenido muy claro. Él lleva 20 años sirviéndole a este país y siempre me decía: “No hay mayor forma de servir que en lo público”. Sí, es de mucho sacrificio, sí, es estar en candela, sí, es estar en la boca de todo el mundo, pero las grandes transformaciones sociales se hacen desde lo público y necesitamos más gente como nosotros, gente con valores, con estructura, que quiera aportarle al país, que quiera transformar una ciudad, sin miedo, haciendo las cosas correctas de una manera limpia, porque ahí es donde están las grandes transformaciones y donde realmente se pueden hacer los grandes cambios para una sociedad. Yo llevo 11 años trabajando con mujeres en territorio, tengo habilidades para la vida, tengo apoyo psicosocial, herramientas para fortalecer las capacitaciones para ellas, para sus familias, soy muy consciente de la mujer como eje de la sociedad, pero poder lograr lo que yo logré en 100 días, hoy como gestora social de la ciudad de Cali, es casi una tarea imposible desde una fundación. ¿Y por qué? Porque para mí crear un ecosistema del cuidado para la mujer con 33 habilidades para la vida es algo que puedo lograr solamente con el apoyo de todas las secretarías de una Alcaldía. Hoy tengo uno, pero la idea es lograr 16 ecosistemas del cuidado para la mujer en Cali. El próximo va a ser rural, porque entiendo el día a día de la mujer campesina que no solamente cuida a su familia, sino que cuida el agua, la biodiversidad, nuestra Tierra, nuestros páramos. Esto realmente se puede lograr solo en grandes escalas y teniendo el motor de todas las secretarías, la cooperación internacional. También trabajamos con el sector privado, con los líderes de la comunidad, entonces esto ha sido majestuoso y, en tan poco tiempo, es un gran ejemplo de cómo realmente se puede transformar. Lastimosamente no todo el mundo lo ve de esa manera, pero lo público es servicio a los demás, no tiene otra connotación, no tiene otro significado.


«Las grandes transformaciones sociales se hacen desde lo público y necesitamos más gente como nosotros, gente con valores, con estructura, que quiera aportarle al país, que quiera transformar una ciudad, haciendo las cosas correctas de una manera limpia».

Taliana Vargas

Háblame precisamente de este proceso de gestión que se está haciendo con los ecosistemas del cuidado.

El primer ecosistema del cuidado para mujeres cuidadoras ya está en Cali, estamos en la comuna 15. Como te dije ahorita, estamos fomentando 33 habilidades para la mujer, para que ellas tengan herramientas para sus vidas, puedan terminar sus bachilleratos, acceder a talleres de autocuidado, talleres de estimulación cognitiva, espacios de actividades físicas para ellas. Está comprobado que si se promueve el cuidado de las mujeres que cuidan –que es el rol más importante de la sociedad–, si empoderamos y transformamos sus vidas, esto repercute en la disminución de muchas problemáticas sociales. Esto no me lo inventé yo, esto nace en Corea, lo han aplicado por toda Latinoamérica con gran éxito, produciendo cambios a gran escala en países como Paraguay, Uruguay y Argentina, y por mi experiencia en trabajo con mujeres y en la economía del cuidado he podido comprobarlo. Por eso CuidArte llega con otra connotación, y es ese impulso y esa esencia cultural tan poderosa que tiene Cali como capital del Pacífico, y culturalmente ésta es una tierra muy rica, un territorio en el que las mismas mujeres nos han pedido aquello con lo que quieren fortalecerse.


¿Qué otros sectores poblacionales son de tu interés y crees que podrían ser otro de los focos a los cuales podrías estar dirigiendo tus programas a lo largo de este tiempo?

Los ecosistemas del cuidado para mí son fundamentales, yo no puedo descansar sin saber que yo voy a dejar mi semilla en las mujeres caleñas y por toda la calle, pero algo de mi interés, y es muy poderoso para mí, es el trabajo y el patrimonio de lo que son las artesanías. El Pacífico no se ha organizado para promover su trabajo artesanal. Después de estos 18 años trabajando en moda, en entretenimiento y en lo social, quiero tomar todo esto a beneficio de este momento de mi vida, quiero que el Pacífico completo se una para crear escuelas, talleres, para que todos estos artesanos sean museos vivientes en sus territorios, que la gente, el turismo, llegue a ellos, llegue al Pacífico de una forma segura, de una manera ancestral, cuidando el patrimonio, porque si no cuidamos nosotros lo que somos como país, mañana no tenemos un futuro. Ese es otro proyecto que va muy adelantado, no lo he lanzado aún, pero lo lanzo en la COP 16, gracias a que nos ganamos el evento más importante para Colombia en las últimas décadas, va a ser aquí en Cali, en octubre. Estoy apoyando a la Alcaldía para organizar la zona verde, que es donde van a estar todos los delegados de Naciones Unidas. Se escogió el centro de la ciudad para que esto sea un espacio académico de intervención cultural, artística, y ahí tengo mi gran proyecto de artesanías con arte y cultura para la ciudad.


Uno de los principales proyectos que vienen para Cali es el museo nacional afro que se va a crear en esa ciudad. Proviniendo tú de una ciudad donde también hay grupos étnicos minoritarios, ¿qué sientes con respecto a este gran aporte que viene para Cali?

Este es un proyecto de carácter nacional, y si bien estamos al tanto de todo y presentes como Alcaldía en lo que necesiten, es un proceso que ya está avanzado y está por concretarse. Yo como artista tengo una sensibilidad muy especial con los artistas, con la cultura y por eso también quiero dejar el legado de las artesanías del Pacífico organizadas, que se puedan mostrar en el exterior, una tienda majestuosa en un lugar importante para Cali, para que todos los artesanos del Pacífico se sientan acogidos en Cali, sientan que tienen una vitrina importante en la capital del Pacífico. Estamos contra el tiempo, estamos a cinco meses, pero tenemos un equipo maravilloso, gente que sabe mucho de patrimonio, mucho de cultura y lo vamos a sacar adelante porque Cali se lo merece.


Pero a propósito de ello y teniendo en cuenta que Cali es la ciudad capital con mayor población afrodescendiente del país, ¿el área de gestión social tiene algún proceso especial enfocado en este sector poblacional, de modo que se articule con estos grandes procesos de orden nacional?

Yo conozco el tema porque estoy vinculada con todos los temas culturales de la ciudad. El tema afro para mí es muy importante porque estamos en la capital del Pacífico, ya yo me senté con embajadores del Brasil, embajadores africanos, porque queremos tener ciudades hermanas para fortalecernos culturalmente. Estamos justo en ese proceso con Sao Paulo. Por eso queremos fortalecer el proceso de promoción de la artesanía local, para apoyar estas alianzas. Ese es mi legado y mi trabajo, y esto lo escojo yo, porque sale de mi corazón, no me lo impuso nadie, esto lo hago yo porque es lo que de alguna manera he venido haciendo en mi trabajo con mujeres.


Todos sabemos que tú tienes un gran proyecto personal que es tu fundación Casa en el Árbol. ¿Qué va a pasar con todos esos procesos mientras estás enfocada en la Alcaldía?

La fundación sigue, continúa con sus proyectos. Estamos en Ciénaga, en Santa Marta, en La Guajira, los proyectos sociales siguen, mis apoyos siguen, la fundación sigue en marcha; como te decía, no solamente soy primera dama, yo antes de eso siempre he sido Taliana con mis proyectos sociales, con mis marcas como imagen pública, como mamá. Llegó este nuevo rol que realmente me gusta mucho, yo llego a la oficina y le doy gracias a Dios por ponerme en ese lugar porque realmente se puede hacer mucho. Requiere esfuerzo, resistencia, y hay días complicadísimos, pero después miro hacia atrás y veo que vale toda la pena.


Hablando un poco de una perspectiva personal, después del rol de esposa y madre al que has estado dedicada hace unos años, ¿qué significa para ti poder volver a conciliar tu interés por tu área profesional?

Cada paso en la vida te lleva a algo más grande. Casa en el Árbol nació antes de que yo conociera a Alejandro, pero, como te decía, es ese sentido social lo que me unió a él, lo que me hizo saber que era él y no ninguna otra persona en el mundo; cada paso que he dado me conduce por un camino en el que la vida y Dios me sorprenden, y lo siguen haciendo. Yo nunca me imaginé que iba a ser gestora social de una ciudad con cuatro millones de personas y que podría ayudar a todas las mujeres y meter mi mano en los temas culturales y que mi expresión artística podría expandirse en lo social. Estas son cosas que, hace seis años, cuando hablamos por última vez, jamás pasó por mi cabeza que serían posibles… tantas bellezas, tantos logros, tantos triunfos. Yo sí me dejo sorprender por el amor de Dios y por su sabiduría ante mí y ante mi familia y eso ha sido también clave en mi vida, me hace agradecer también todo lo que tengo y ese es como el soporte, porque tengo muchas responsabilidades, no solo como primera dama, sino también con procurar el balance.


«Yo como artista tengo una sensibilidad muy especial con los artistas, con la cultura y por eso también quiero dejar el legado de las artesanías del Pacífico organizadas, que se puedan mostrar en el exterior».

Taliana Vargas

La maternidad produce muchos cambios, genera unas sensibilidades y una serie de cosas que hacen ver el mundo distinto. ¿Cómo sientes que a ti la maternidad te ha generado otros recursos u otras visiones precisamente para este trabajo social?

¿Sabes que a mí no? Porque es que yo ya tenía la semilla social y la vocación de servicio antes de mis hijos. Lo que siento es que con mi maternidad no quiero hablar mucho, sino que ellos aprendan con el ejemplo, el esfuerzo lo vuelco a trabajar por los demás, todo lo que hace el papá es por transformar una ciudad, por darle oportunidades a la gente que no tiene oportunidades. Y yo aprendí el servicio en mi casa, viéndolo, a mí nadie me dijo: tienes qué, pero yo veía esa generosidad de mi abuela, esa generosidad de mis papás, durante todo el año era dar, servir, dar servicio, y espero dejarles esa semilla a mis hijos como yo también la recibí en mi casa.


¿Cómo te has preparado para lo que viene el resto del período de Gobierno, cómo has preparado a tu familia y cómo vas ejerciendo ese cuidado para lo titánico que va a ser todo este proceso?

 Yo solo me preparo y me fortalezco espiritualmente, el resto fluye, yo soy una persona de mucha fe, muy creyente, en verdad, yo siento que la fe es como ir al gimnasio, hay que fortalecerla todos los días, hay que tener herramientas, hay que tener espacios de crecimiento espiritual y ese es mi único enfoque en mi vida, mi prioridad, el resto fluye y Dios no me deja caer, Dios me sostiene y siento sus gracias cuando más lo necesito, las herramientas para seguir avanzando en el siguiente paso. Entonces yo no pienso a futuro, yo entrego mi día, me fortalezco con mi misa, con mi eucaristía, con mi rosario diario, con comunicación con mis hijos, con mi esposo, en el amor y desde el perdón, desde la comprensión. Yo miro atrás y he logrado cosas que jamás me hubiera imaginado que hubiera podido lograr, y estoy segura de que es por mi fe.


Una pregunta que tus fans no me perdonarán si no te la hago: ¿te ves en algún momento regresando a la actuación, a las pantallas?

Yo en ningún momento de mi vida me he planteado dejar de actuar. Es solo que me dediqué tanto a ello durante una década de mi vida. Ya protagonicé, ya gané premios, ya estuve en Netflix, así que empecé a seleccionar mejor mis proyectos. Después llegan mis hijos, y ya es más difícil pensar en meterme un año en un set de grabación. Me siento muy plena en mi parte artística, mi creatividad, mi expresión corporal por medio de mis trabajos sociales, entonces tiene que llegar un proyecto que sea la locura para yo volver a la actuación… y no cierro las puertas. Si tú me preguntas, yo amo la actuación, amo sentir y expresar, darle vida a un personaje es maravilloso, pero sí, lo que ha pasado en estos últimos años es que, si me ponen a escoger, pues prefiero quedarme en territorio trabajando con mujeres en temas culturales, artísticos y enfocada también en mi familia. Soy una mujer, soy una madre cuidadora, igual que todas a las que apoyo. No cierro la puerta, pero hoy vivo demasiado ocupada.


Desde tu punto de vista, ¿cuál es la principal necesidad que tiene la dinámica política del país en estos momentos y a futuro?

Yo siento que necesitamos crear más conciencia de que a Colombia la sacamos todos adelante, que los trabajos sociales, la recuperación del tejido social perdido, es responsabilidad de todos. Estoy en una posición donde puedo ayudar mucho, pero puedo ayudar más en la unión de todos, ahí es donde hacemos grandes transformaciones y grandes cambios. Yo creo que nos falta más conciencia de la necesidad del país. En el momento en que todos, desde dónde estemos, sepamos que tenemos una obligación con Colombia, con las personas que nos rodean, con nuestra ciudad, yo creo que ahí viviríamos de una manera diferente.


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