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MÚSICA

Publicado 19 diciembre, 2024


SHAKIRA: EL FÉNIX IGNÍFUGO


Ilustración: JORGE SOTO JUDEX – @CRANEATICO.


Por John López


En la mitología, el fénix representa el renacimiento, la capacidad de florecer después de arder. Ese no es el caso de Shakira; ella ni siquiera se permitió llegar al punto ígneo. Cuando la que podía ser una de sus mayores crisis personales se avecinaba, se antepuso a la adversidad y labró desde ella uno de sus momentos más exitosos.


Era abril de 2020, el mundo estaba sumido en el letargo que provocó la pandemia. Entre las novedades musicales que no cumplieron su destino de generar sensación en las discotecas, se encontraba “Me gusta”, una colaboración entre Shakira y Anuel AA. Para muchos, lo llamativo del lanzamiento estaba en su video musical, volver a ver a Shakira luciendo una larga cabellera negra, un inusitado guiño a sus inicios, tan añorados por algunos. No obstante, sus fanes percibían algo más, la letra era un reclamo, hacía referencia a una relación gastada, a falta de atención y desinterés, una pasión disuelta por el tedio. Shakira parecía estar diciendo algo más, algo que encajaba perfectamente con el hecho de que Piqué no la hubiera acompañado al Super Bowl, y que no hubiera celebrado con ella el cumpleaños de ambos en febrero. Una fotografía suya en el balcón de su casa en Barcelona, luciendo abrumada y fastidiada por el encierro, acrecentó las sospechas.



«‘Las mujeres ya no lloran’ promete ser un nuevo referente en su carrera, superando incluso sus campañas más icónicas como lo fue el ‘Tour de la mangosta’ o ‘Fijación oral’».


Un año después, en julio de 2021, el mundo intentaba tomar forma, pero las nuevas variantes del virus lo hacían lucir desprolijo. Shakira lanzó su primera canción en inglés en cinco años: “Don’t Wait Up”. En el video Shakira aparecía en las playas de Tenerife, surfeando sobre olas tornasoladas, al tiempo que bailaba rodeada de danzantes entusiastas. Aunque era otro idioma, la letra reiteraba el mensaje de la canción anterior, nuevamente un reclamo por la ausencia, por el romance extraviado; pero esta vez había algo más, ella le decía que se tomaría un tiempo para sí misma, que no la esperara despierto. Para muchos la canción pasó desapercibida, pero para sus más fervientes seguidores era una confirmación de lo que habían descifrado hacía un año: Shakira no estaba pasando por su mejor momento, pero no se iba a quedar de brazos cruzados mientras que lo que se estaba desmoronando terminaba de caer.



En abril de 2022, Shakira le presentaba al mundo “Te felicito”, una nueva canción. Este no era un simple sencillo como los demás, era su regreso, era en serio. Detrás de los detalles en los que trató de complacer los caprichos creativos de sus hijos, se le veía preparada para adaptarse a las nuevas formas del mundo del entretenimiento, sus caderas se habían reactivado y estaban listas para bambolearse al son de nuevos sonidos. El video estaba lleno de bailes y movimientos que fácilmente se convertirían en tendencias de Tik Tok, y su alianza con Rauw Alejandro la ponía al alcance de todos los públicos. Pero la canción era una declaración que ya no dejaba dudas, como lo confirmó pocas semanas después: Shakira se separaba de Piqué. Y entonces sus fanes lo entendieron… era su regreso porque Shakira tenía algo que decir, debía decir adiós épicamente, del modo en que siempre lo ha hecho. Una despedida como lo fue “Antología” para Oscar Ulloa, una que, según dicen, reafirmó años después con “No”. Lo mismo que quiso decirle a Oswaldo Ríos con “Moscas en la casa”, un sentido balance como el que le extendió a Antonio de la Rúa con “Lo que más”.



Pero también debía decirles adiós a los años que había desperdiciado de su carrera, a su casa de Barcelona y con ella al hogar que imaginó para sus hijos; debía despedirse de los planes que tenía para el futuro. Por si fuera poco, también vislumbraba que tendría que dejar ir varios millones que se sumarían a lo que ya había pagado en impuestos al fisco español.


Era mucho de lo que Shakira debía desprenderse, así que esta vez no bastaría con una sola canción. Y así vinieron “Monotonía”, la revolucionaria “Sesión 53” con Bizarrap, “TQG” con Karol G, “Copa vacía” con Manuel Turizo, “Puntería” con Cardi B, la “Última” que al final no lo fue, y todos los temas que conforman ‘Las mujeres ya no lloran’, su último álbum. En efecto, Shakira supo encontrar los modos para despedirse, pero también para exigir compensación por el tiempo invertido, por la falta al compromiso. “El jefe” fue una forma de exigir una reparación a la paciencia que tuvo para con los maltratos de parte de sus suegros, y en parte la estafa de la que fue víctima con la crianza que le dieron a su hijo. Canciones que parecen ser dedicadas a Piqué, una insistencia en el dolor y resentimiento, pero que en realidad lo utilizan como figura, como ella misma se debió de haber sentido más de una vez, que explotan lo que él fue para ella, del mismo modo en que Shakira permitió que ocurriera con ella misma. Ella solo se ha dedicado a labrar la compensación que nadie más le entregaría.



Shakira sabía que nadie le agradecería si guardaba silencio, y cumplía con la posición silenciosa que la sociedad les exige a las mujeres para ser consideradas unas damas. Si algo aprendió Shakira a lo largo de esos 12 años es que nadie compensa el servilismo femenino; por eso invita a todas las demás a capitalizar su dolor de la forma que les sea posible, entendiendo capitalizar no solo como una compensación de carácter económico, también es la reconstitución de la fuerza, de la dignidad, el potencial que una mujer puede alcanzar aún sin un hombre al lado, y a pesar de los estragos que pudo haber comprometido su presencia.


«Ella solo se ha dedicado a labrar la compensación que nadie más le entregaría. Shakira sabía que nadie le agradecería si guardaba silencio».


Según lo expresan algunas fuentes, Shakira ha logrado acumular más de 50 millones de dólares gracias a estas canciones, indudablemente un paradigma en su carrera, pero poco comparable con el éxito que desde ya proyecta su gira. ‘Las mujeres ya no lloran’ promete ser un nuevo referente en su carrera, superando incluso sus campañas más icónicas como lo fue el ‘Tour de la mangosta’ o ‘Fijación oral’, en la que logró que el mundo entero se postrara ante el carnaval de Barranquilla con ‘Hips Don’t Lie’. Shakira ahora hace una invitación más interesante, las mujeres que vayan a su espectáculo estarán haciendo una reverencia a la fuerza femenina, a la resiliencia y a la posibilidad de un porvenir que nunca las abandonará. Shakira rinde homenaje a las madres solteras, las que dejan su vida de lado por sus hijos como lo declaró en “Acróstico”, y también a esas que la sociedad cataloga como luchonas; las invitará a vibrar, recordándoles que no hay culpa en procurar un espacio para seguir siendo ellas mismas, como parece haberlo descubierto por lo que nos deja saber en “Cómo, dónde y cuándo”.



Shakira ha demostrado que los logros no son solo un resultado, sino una constante que se conecta a una actitud general ante la vida. El logro es el resultado de una disposición personal, una resolución de seguir adelante. Por eso el principal mérito de Shakira es convertirse en una inspiración para aquellas a la que les ha costado más. Finalmente, como ella misma dijo, no todas las mujeres son iguales, cada quien tiene derecho a encontrar su manera de sanar. La suya fue pasar a la historia de todas las formas posibles.



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