Generalmente los seres humanos nos quedamos girando inconscientemente en el mismo punto, enfocados en aspectos de la vida que creemos son los más importantes, creyendo ser felices, concentrados en cuidar el cuerpo, e incluso, hay quienes se enfocan en desarrollar la mente; pero muchos no llegan a experimentar el tercer nivel de evolución, que implica alcanzar una vida espiritual plena, lo cual se trata de no darle a nada, ni a nadie, el poder de perturbarte o estresarte. Esto pasa cuando trasciendes el ego, encuentras la verdadera paz interior, y le das un nuevo sentido y significado a la vida, encontrando el equilibrio perfecto.
Mi pregunta hoy, cuando estamos a punto de cerrar el año, es: ¿Y tú qué tipo de vida estás llevando? ¿Están presentes en tu vida el sufrimiento, la depresión, el vacío, la falta de propósito o la superficialidad, y no sabes qué hacer, pues simplemente dejas que la vida continúe y te haces el(a) loco(a)? ¿Será que, en vez de estar viviendo en plenitud, estás sobreviviendo e improvisando, viviendo de una manera totalmente inconsciente, sin darte cuenta de lo que realmente está sucediendo en tu vida, como si fueras un robot, y no mides las consecuencias de lo que en un futuro pueden traer las decisiones equivocadas que tomas en el presente?
Es importante identificar lo que has sembrado en tu pasado, qué no te gusta y no te hace sentir bien, revisar qué es lo nuevo que vas a sembrar en tu mente y en tu corazón; cómo vas a lograr eso que quieres. Y creo que este es el momento perfecto para cerrar el ciclo de este año, abrir las alas a la creatividad y al cambio, y liberarte de esos miedos y apegos que te hacen sufrir.
Para que puedas dejar atrás todas estas inconformidades, recuperar la alegría, y disfrutar realmente tu vida a plenitud, te propongo un ritual que debes hacer preferiblemente el 1 de enero apenas te levantes. Los rituales son la máxima expresión simbólica para comunicarte con tu subconsciente, y cuando se realizan con una intención amorosa y clara, logras aquietar la mente, permear, grabar y penetrar el subconsciente. En eso consiste la magia del ritual.
Debes escribir en un papel aquello que identificaste que deseas cambiar, aquello que no te hace sentir bien y te roba la paz. Haz una lista explicando detalladamente por qué lo quieres cambiar. Una vez tengas la lista, prende una vela y quema el papel, mirando detenidamente cómo se va quemando y agradeciendo porque eso que viviste fue experiencia y sabiduría para enfrentar de una mejor manera tu presente y tu futuro.
A continuación, te colocas una venda y en silencio vas a escuchar tu corazón, pidiéndole a la divinidad que te ayude a entender qué son esas nuevas cosas que quieres sembrar, hacia dónde quieres ir. Con los ojos tapados, vas a escribir con la mano contraria a la que escribes cada cosa que llega a tu mente. Una vez tengas eso escrito, te quitas la venda y escribes nuevamente ahora con la mano con la que escribes, todo lo que quieres para tu nueva vida, tus nuevas elecciones con intenciones amorosas y claras.
Una vez ya tengas todo en ese papel, vas a buscar un árbol, cavas alrededor de él, y colocas esa carta allí, visualizas, sientes y experimentas que es una realidad, y le das gracias a Dios, a la vida, al universo que todo eso que está ahí se está materializando y es tu nueva realidad. En silencio vas a imaginarte feliz, en paz disfrutando de tu tranquilidad y sintiendo que eso ya se está materializando y cristalizando en tu vida.
La idea para poder evolucionar y trascender fronteras, es desarrollar el hábito de estar conscientes y ser compasivos. Cuando comenzamos a tener consciencia de nuestras elecciones y acciones, y logramos cambiar lo que nos quita la paz, comenzamos a andar un camino donde nos liberamos de la manipulación y el miedo. Por eso es tan importante dar una mirada a lo que nos está afectando negativamente, cómo eso nos está haciendo sufrir y cómo lo podemos cambiar, para que luego a través de la práctica espiritual, podamos vibrar en una frecuencia alta de amor, alegría y felicidad, ayudando y ofreciendo lo mejor de nosotros a los demás, sin esperar recibir nada a cambio.
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