Una patrulla aérea mapeaba el número de cabezas de borregos cimarrones en el rojizo desierto de Utah cuando se encontró con un monolito metálico a mediados de este mes de noviembre de un año 2020 que ya no sabe cómo volverse más extraño.
Desde entonces, las especulaciones en prensa y redes no han cesado. Para muchos era una claro obra de los extraterrestres, para otros una campaña publicitaria. Es, casual o no, una bonita referencia al monolito de 2001 de Stanley Kubrick.
El remoto lugar no tardó mucho en convertirse en centro de peregrinación de curiosos que querían ver la obra de cerca y, por qué no decirlo, ganarse unos likes en Instagram con ello.
¿Será el merchandasing para una nueva edición de la obra maestra de Stanley Kubrick? Probablemente solo haya sido la providencia, añadiendo otro capítulo extraño más a un 2020 del que ya no nos sorprende mucho nada.
Para el New York Times, la explicación más razonable es que se trata de una obra artística del escultor John McCracken, aficionado a la vida extraterrestre y paranormal que, según su hijo Patrick, le dijo que quería diseminar su obra por lugares remotos para que la gente se los fuera encontrando. Sin embargo, el análisis de las fotos de satélite vía Google aseguran que no había rastro del objeto hasta 2016, cuando el escultor falleció en 2011.
¿Podría tratarse de una estrategia de turismo tipo el Monstruo del Lago Ness? Podría ser, pero hasta que no monten una tienda de suvenires en el lugar, es una locación (desierto de Utah) bastante incoherente para convertir en centro de atención turística.
El misterio solo ha aumentado desde cuando el misterioso objeto desapareció el pasado 27 de noviembre. Según úlitma información registrada por medios de los Estados Unidos, la estructura fue retirada por desconocidos, a pesar de que no se había revelado su ubicación de forma pública para evitar situaciones como esa.
Pero a últimas luces, el usuario de Instagram Ross Bernard, y fotógrafo de profesión, relató en una publicación en la red social que, tras varias horas de caminata, él y cuatro amigos consiguieron llegar hasta el monolito, donde estuvieron más de hora y media en solitario tomando fotografías, aprovechando la puesta del sol y las primeras horas de la noche.
Cuando decidieron marcharse escucharon cómo un pequeño grupo se aproximaba al monolito. Cuatro jóvenes, según comenta Bernard, llegaron allí para remover el objeto. «No dejen rastros», afirma el fotógrafo que escuchó nítidamente a uno de ellos decir al resto.
«Si estás interesado en saber qué pasó exactamente con el monolito de Utah, continúa leyendo, porque literalmente estuve allí», inicia Bernard la descripción de las fotos que subió a Instagram del momento.
Muchos conciencien en afirmar que quienes extrajeron el monolito del su lugar en el desierto de Utah, son el mismo Ross Bernard y su grupo de amigos. El objeto de metal se considera propiedad privada por lo que esta sustracción no es un delito que conlleve una investigación del Sheriff local.
Ahora otra estructura metálica similar fue encontrada a miles de kilómetros de distancia, en el norte de Rumanía. El misterioso monolito está específicamente en Batca Doamnei Hill, en la ciudad de Piatra Neamt. Se encuentra a pocos metros del conocido monumento arqueológico de las Fortalezas Dacias de los montes de Orastia, levantadas en los siglos I a. C. y I d. C. como protección contra los avances del Imperio Romano.
Las especulaciones y teorías sobre su procedencia no cesan pues una de sus caras está dirigida al Monte Ceahlău, que historiadores y antropólogos consideran una montaña sagrada y refugio de Zalmoxis (antiguo Dios de los dacios), lo que refuerza la idea de que se trate de algún tipo de instalación artística o de una campaña publicitaria, previa la aparición en Utah.
Quizás nos quedemos para siempre sin conocer el verdadero origen del misterio, o quizás falten solo unas horas para que, quién esté detrás, desvele todos sus secretos.
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