El mundo del entretenimiento frecuentemente nos da la impresión de que las relaciones entre madres e hijas son maravillosas. En la mayoría de los casos, vemos madres que apoyan a sus hijas, e incluso son sus mejores amigas. También vemos hijas que deciden copiar el camino de sus madres, y somos testigos de relaciones madre – hija en las que prevalece una mágica comprensión y aprecio mutuo.
Sin embargo, la realidad no siempre es así. De hecho, muchas veces, las relaciones entre madres e hijas se encuentran en un espectro que va de “complicada” a francamente tóxica. Aquí un vistazo a algunas de las dinámicas difíciles entre madres e hijas del mundo del espectáculo, que, contra todo pronóstico, lograron conciliar pareceres y reparar su relación fracturada.
Cuando Chastity Bono salió del armario, hace más de 20 años, su madre, la cantante Cher reaccionó de mala manera. A pesar de haber sido símbolo de la comunidad gay, y de su estilo de vida liberal, la cantante, hoy de 74 años, no pudo aceptar tener una hija homosexual. Sin embargo, ambas se reconciliaron hace poco más de una década, y Cher debió afrontar el inminente cambio de género al que decidió someterse su hija.
En aquel momento, mediante un comunicado de prensa que envió a diversos medios de comunicación, la cantante admitió que seguía teniendo dificultades para entender la postura de la hija que tuvo hace 52 años con Sonny Bono, la cual decidió cambiar su nombre a Chaz: Pero así mismo, Cher manifestó que la apoyaba, la respetaba, y admiraba la valentía que un cambio de esa índole requería. «Chaz se ha embarcado en una difícil travesía, pero es una travesía que respaldaré», escribió Cher. «Respeto el valor que requiere pasar por esta transición bajo el escrutinio público, y pese a que puede que no lo entienda, me esforzaré por ser comprensiva. Lo único que jamás cambiará es el eterno amor por mi hija», enfatizó la artista.
Jennifer Aniston creció teniendo una relación complicada con su madre, y eso ha influido en su perspectiva de la vida, y el tener hijos y ser madre. Desde muy joven tuvo que afrontar la ruptura del matrimonio de sus padres, conformado por la modelo y actriz Nancy Dow, y el también actor, John Aniston. Para Jennifer fue emocionalmente agotador tener que lidiar desde muy corta edad (9 años) con el temperamento difícil de su madre.
La vida de Nancy frente a las cámaras había distorsionado sus estándares: quería la perfección de su hija en todo momento. Esta fijación en la apariencia de su hija era sin duda un residual de la industria en la que había pasado la mayor parte de su vida. “Tenía mal genio y fue muy crítica conmigo. Era implacable y guardaba rencores que ahora encuentro tan mezquinos… Ella era modelo, y le otorgaba una gran importancia al aspecto físico, al suyo y al mío… Era hermosa, deslumbrante, yo no. No resulté ser la hija modelo que ella esperaba, y es algo que me afectó profundamente», aseguró Jennifer en una de sus entrevistas.
Dow murió en 2016, pero pudieron verse por última vez meses antes. Con el tiempo, Jennifer desarrolló una perspectiva más indulgente frente a su madre, al darse cuenta de que ella siempre estaba intentando hacer lo mejor que podía, con lo que sabía. Pero romper el trauma generacional no vino gratis, Jennifer tuvo que trabajar en sus propios problemas y extrajo sus conocimientos sobre el tipo de vida que quería llevar por sí misma: «Elegí usar aquello con lo que crecí como un ejemplo de lo que no quiero ser, ni vivir».
Drew Barrymore ha vivido su vida bajo el foco de la atención mediática desde antes de cumplir los 5 años de edad, y desde entonces, ha sido un libro abierto en lo relacionado con esos primeros años de fama repentina, y los problemas -demasiado adultos- que ello generó. De hecho, le ha otorgado a su madre Jaid, el crédito de haberla encaminado tempranamente hacia los excesos. Un ejemplo de ello fue la situación que Drew describió en una entrevista: «(Mi madre) me dijo: ‘¿Quieres ir a la escuela y ser intimidada todo el día, o prefieres ir a Studio 54?”. La relación fue perjudicial para la joven actriz y, finalmente, su madre también se dio cuenta: «Creo que creó un monstruo y no sabía qué hacer con el monstruo», dijo Drew. Entonces, cuando Barrymore cumplió 13 años, su madre la internó en un pabellón psiquiátrico en California.
A pesar de la brecha que se había formado entre ella y su madre, lo cual terminó en un tribunal que le otorgó la emancipación a Barrymore a la edad de 14 años, ahora trata de mirar atrás con un sentido de comprensión. Jaid crió a Drew por su cuenta desde que se divorció de su padre, el fallecido actor de pantalla John Drew Barrymore, quien estuvo ausente en gran parte de sus vidas, algo que la estrella de «E.T.» consideró al sanar su relación con su madre ya de adulta, sobre quien asegura sentir bondad, empatía y compresión. Incluso, ha invitado a Jaid a participar en la vida de sus nietos, pero con precaución.
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