El rapero californiano ofreció un espectáculo electrizante con sorpresas, colaboraciones estelares y una puesta en escena que dejó al público sin aliento.
Kendrick Lamar se convirtió en el gran protagonista del medio tiempo del Super Bowl LIX, celebrado en el Caesars Superdome de Nueva Orleans. Con una producción impresionante, invitados de lujo y una energía arrolladora, el artista marcó un nuevo hito en la historia del evento deportivo.
La presentación comenzó con la inesperada aparición de Samuel L. Jackson, quien caracterizado como «El Tío Sam» dio paso al espectáculo. Lamar hizo su entrada sobre un automóvil vintage negro, vistiendo una llamativa chaqueta de cuero con detalles en rojo, azul y blanco, acompañado de un grupo de bailarines que llevaban los colores de la bandera estadounidense.
El setlist arrancó con los éxitos «Squabble Up» y «HUMBLE.», encendiendo la euforia del público. Uno de los momentos más sorprendentes fue la aparición de Serena Williams, quien se sumó al cuerpo de baile durante «Euphoria» y «Peekaboo», aportando su carisma y presencia a la puesta en escena.
Pero el punto culminante llegó con la colaboración de SZA, quien deslumbró con un atuendo rojo mientras interpretaba junto a Lamar «Luther» y «All the Stars». Su química en el escenario desató la ovación del estadio.
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Para cerrar, Lamar presentó «Not Like Us» con una impactante coreografía y finalizó con «TV Off», acompañado de Lefty Gunplay. Su espectáculo, con una escenografía urbana y una producción impecable, reafirmó su lugar como uno de los artistas más influyentes de su generación y dejó una huella imborrable en los shows de medio tiempo del Super Bowl.