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Publicado 29 octubre, 2023
JOSÉ PÉREZ
Arquitectura: atrevimiento y anarquía
En el vibrante mundo de la arquitectura, algunos profesionales se destacan no solo por su destreza en el diseño y la materialización de obras, sino también por su ferviente deseo de romper paradigmas y elevar la identidad de una región. Uno de ellos es José ‘Joe’ Pérez Orozco, un arquitecto apasionado que ha dejado una huella imborrable en la escena arquitectónica del Caribe colombiano.
La juguetería de las ideas
En un espacio poco convencional, al que Joe Pérez Orozco llama la “juguetería”, nacieron las ideas detrás de quiméricas edificaciones del Caribe como el popular Caimán del Río, que surge imponente en el Gran Malecón de Barranquilla como un reptil variopinto que custodia la ribera del Magdalena. Es esta pasión por desandar los caminos trillados y enfrentarse a retos novedosos la que distingue el trabajo que se gesta en la “juguetería” para deslumbrar a todos con la originalidad de los diseños creados.
Hombre fresco y artísticamente anárquico, Joe Pérez tiene como ‘causa eficiente’ el matrimonio que formó con Patricia Pallares y del que nacieron Joshua José, Mateo José y José José. La familia es la fuente de inspiración y apoyo constante que lo acompaña en sus empeños profesionales y creativos, en los que evade con disciplina el comodín de “hacer más de lo mismo” y desafía constantemente los límites preestablecidos. Esta mentalidad audaz le ha llevado a emprender proyectos emocionantes y transformadores que engalanan la región.
Obras para hacer crecer el Caribe
Aunque su pasión es el diseño, Joe Pérez Orozco a veces acepta el reto de la materialización de obras cuando los clientes le entregan la libertad artística que le permite ejecutar sus ideas a cabalidad. En el centro comercial Le Meridiem, por ejemplo, tomó la batuta para desarrollar los eclécticos conceptos de Jaque Drinkery Bar, Santa Cabrona y la nueva expansión de Pepe Anca. Allí descubrimos su estilo disruptivo, en el que las fibras y formas naturales reclaman un lugar protagónico. Su huella se extiende a través del diseño de otros restaurantes tradicionales de la ciudad, como Sabina, Pepita y Noa. De sus trazos surgieron también el coliseo Alameda y el coliseo de la 84, demostrando que el trabajo arquitectónico de Joe Pérez solo puede ser definido en su dimensión misma, como un juguete maravilloso que se planea en aquella oficina sui géneris en la que se encierra a soñar.
Diseñando el futuro
Uno de los proyectos más recientes y notables en el portafolio de Joe Pérez Orozco es el desarrollo del nuevo parador del Castillo de Salgar. Este proyecto va más allá de la arquitectura, al centrarse en la sostenibilidad y la creación de unidades de negocio que contribuyan al éxito continuo de un espacio cuya preservación requería una intervención de tales características.
Además de este proyecto, Joe Pérez ha brindado su experiencia en el diseño del Centro Gastronómico Internacional de Puerto Colombia, en proceso de edificación. Su profundo conocimiento del territorio, adquirido durante su servicio como secretario de Planeación del Distrito de Barranquilla, le ha permitido aportar al desarrollo arquitectónico desde una perspectiva única y disruptiva.
En el horizonte cercano se avizora la materialización de los diseños del Caracol del Río, un concepto innovador pensado para reforzar la propuesta arquitectónica del Gran Malecón, y del Bacán, un impresionante barco de 160 metros de largo circunscrito también a las aguas del Magdalena y cuyo nombre parece ser más bien una referencia a su creador. De su mente también nacieron las formas del edificio habitacional de lujo Bruxxel, ubicado en Riomar y que se inauguró recientemente.
En todo caso, más allá de sus logros individuales, Joe Pérez Orozco tiene una visión más amplia de su ejercicio como arquitecto. Está decidido a reafirmar la identidad caribeña y a elevar su valor en el escenario internacional. Considera que el Caribe colombiano tiene un potencial único y busca posicionarlo en el concierto internacional desde su oficio. Su objetivo es agregar valor a las costumbres y tradiciones de la región, contribuyendo así a su crecimiento. Cree en la competitividad, pero no a expensas de la autenticidad. Su enfoque es marcar diferencia, destacar en un mundo lleno de similitudes.
“Solo hay una cosa que me gusta más que la arquitectura: la docencia. Inspirarles tu pasión a las nuevas generaciones, el respeto por la historia y la filosofía, los símbolos de tu tierra y las ideas divergentes, entrega una satisfacción duradera. Solo se puede ser competitivo si se es diferente; ése es el secreto de la arquitectura”.
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