Jair Bolsonaro padece coronavirus. El presidente brasileño lo ha anunciado personalmente este martes, tras conocer el resultado del test que el lunes se realizó ante las sospechas de haber contraído la enfermedad. A pesar de asegurar que tenía 38 grados de fiebre y sentirse cansado, el líder ultraderechista, de 65 años, ha tratado de quitar importancia a su contagio, manteniendo su conocido discurso negacionacionista con la gravedad de la pandemia.
El líder ultraderechista ha convocado a tres periodistas televisivos a su residencia en el palacio de la Alvorada y, en directo, ha comunicado que tiene la Covid-19. Con mascarilla pero sin mantener la distancia aconsejable con los reporteros, Bolsonaro ha afirmado que está a la espera del resultado de un segundo test de confirmación y que desde este lunes está tomando cloroquina, un antipalúdico rechazado por la mayoría de la comunidad médica para el tratamiento del coronavirus, pero que el mandatario defiende a capa y espada.
El presidente ha asegurado que sus pulmones no se encuentran afectados. “La vida continúa”, ha dicho Bolsonaro, pese a que ha suspendido su agenda. Tras hablar con los periodistas a las puertas del palacio, el líder populista ha dado unos pasos hacia atrás, se ha quitado la mascarilla y ha dado las gracias a todas las personas que han rezado por él, insistiendo en que la enfermedad solo afecta gravemente a la gente de edad avanzada.
Durante los últimos meses, Bolsonaro ha desafiado casi a diario al virus, al que llegó a calificar de “gripecita”, circulando por las calles en plena cuarentena, al asistir a actos públicos sin la máscara preceptiva, abrazando y besando a partidarios sin cuidado alguno y con un desdeño constante frente a la enfermedad.
El pasado lunes, sin embargo, un video publicado en YouTube mostraba a un Bolsonaro enmascarado tratando de no acercarse demasiado a sus partidarios, que lo esperaban frente al palacio presidencial. El mandatario justificó su actitud aduciendo que estaba siguiendo las órdenes de distanciamiento social de un médico después de mostrar síntomas del virus, y agregó que un examen había demostrado que sus pulmones estaban “limpios”.
Brasil se ha convertido en uno de los puntos negros mundiales de la pandemia, sólo superado por los EE.UU. con más de 65.000 muertes confirmadas y más de 1,62 millones de casos en total. El país ha implementado una errática estrategia contra la pandemia debido a que el presidente ultraderechista a menudo choca con los gobernadores estatales e incluso con sus sucesivos ministros de salud respecto a las medidas de cuarentena y los posibles tratamientos.
El Ministerio de Salud de Brasil está encabezado actualmente por un ministro interino después de que Bolsonaro despidiera a uno y otro dimitiera.
Fuente lavanguardia.com
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