Una madre adoptiva de dos, una madre que educa a hijas pequeñas lejos de su país, y dos madres con hijas que eligieron replicar su camino profesional, han coincidido en este artículo. Cuatro madres, cuatro historias de mujeres que han querido transmitir los sentimientos y sensaciones que viven desde su particular experiencia.
Sin fórmulas ejemplificadoras, sin mapas concretos para llegar a destino, abrazando con fuerza, entendieron que la diversidad humana se manifiesta de múltiples maneras, y por eso dieron rienda suelta a una maternidad en libertad, sin forzar, sin encajar en paradigmas que solo frustran y castran
Con seguridad muchas madres se sentirán identificadas con sus relatos.
“La decisión más perfecta”, historia de una mujer que se convirtió en madre al adoptar.
Soy una mamá como cualquier otra, con miles de cualidades y defectos, pero que ama a sus hijos por encima de todo. Para mí no existe diferencia por no haber podido tenerlos biológicamente.
La adopción fue para mí la respuesta maravillosa, la decisión más perfecta, la conformación de la familia con la cual siempre soñé, de una manera diferente, pero igual de hermosa a la biológica. Una decisión tomada después de seis largos años de infertilidad, pero que se tomó en el momento perfecto…
“Si sabemos de dónde venimos, entendemos para dónde vamos”, historia de una mamá colombiana educando lejos de su tierra.
Hay muchas cosas que mi esposo y yo amamos de Colombia, siempre será nuestro país natal. De ahí somos ambos, y siempre he pensado que solo si sabemos de dónde venimos, entendemos para dónde vamos. Nuestro norte y objetivo de vida siempre estará dictado por la resiliencia inherente a quien ha crecido en un país como Colombia. Nos sentimos agradecidos de haber podido vivir en Barranquilla, casi seis años de la vida de nuestras hijas, Mila y Arianna. Pero por propuestas laborales, decidimos volver a Estados Unidos…
“Continuarán con lo que sembré, pero brillarán con luz propia”, historia de una madre con dos hijas que vieron en ella el modelo perfecto a seguir.
Ser mamá no es algo que se nos enseñó, sino que aprendemos a lo largo de la vida. El mayor reto como madres es tener la firme decisión de brindarle a los hijos el tiempo y los cuidados necesarios, tener la capacidad de escucha y la comprensión suficiente para guiarlos en la toma de decisiones que los catapulten a la felicidad y al éxito.
Hay algo muy especial que he logrado cultivar en mis hijas, y es el saber elegir lo que quieren y tener claro qué lograran con ello. El recorrido de sus vidas, tanto educativo como familiar, está ligado al trabajo y los logros que he forjado a través de los años, y ellas han sido mi inspiración…
“Como yo, ella ama lo que hace”, historia de una mamá que le mostró a su hija la mejor manera de trazar su camino al éxito.
Soy muy amiga de mis dos hijos, María Alejandra y Alfonso. Siempre confié mucho en ellos, y los he dejado ser, los he impulsado y apoyado en lo que he visto que les gusta y les apasiona.
María Alejandra, desde pequeña, mostró su vena artística. Le encantaba pintar experimentando distintas técnicas y tenía cuadernos por todos lados llenos de sus bocetos. Si algo no le gustaba, lo tiraba, pero yo guardaba todo, no solo porque hace parte de su desarrollo artístico, sino porque siempre me ha encantado cada dibujo que ha hecho. La estimulaba llevándola a clases de arte con distintos profesores y artistas en Barranquilla como Nora Avendaño, Roberto Rodríguez y Jorge Serrano, así como a la Escuela de Bellas Artes.
Por las tardes iba al almacén de muebles de la familia. Allí fue aprendiendo del movimiento alrededor del negocio mobiliario, y en la casa siempre estuvo rodeada del arte volcado en los muebles y la decoración, empapándose así cada vez más de la armonía y el diseño. Creo que su actual profesión, diseño de interiores, es una combinación de herencia familiar, pues lo lleva en la sangre…
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