Eduardo Crissien Samper: visionario y líder de la educación de la región Caribe.
A lo largo de sus 86 años, el reconocido arquitecto, político y educador atlanticense dedicó su inteligencia y perseverancia al servicio de la comunidad. Fue senador de la República y representante a la Cámara, autor de varios libros y, sobre todo, fundador de la Universidad de la Costa, uno de sus máximos legados.
Por: Isabel Llerena Rangel.
A orillas del mar Caribe, en el pueblo por donde ingresó el progreso de Barranquilla y el Atlántico, Puerto Colombia, nació el 7 de agosto de 1938 Eduardo Crissien Samper, un soñador perseverante, aguerrido, gran y elocuente orador que contribuyó al crecimiento económico y social de la región que tanto amó, la costa caribe colombiana. Educador nato y hombre de palabra, desde pequeño empezó a sentar las bases de lo que iba a ser su vida adulta: la formación integral de hombres y mujeres capaces de transformar el mundo.
Foto: Eduardo Crissien Samper (Q.E.P.D.).
Crissien Samper dedicó gran parte de su vida a la política y la educación. Su legado incluye no solo su trabajo en el Congreso, sino también su influencia en el desarrollo educativo de la región. La Universidad de la Costa y la Corporación Universitaria Latinoamericana han sido pilares en la formación académica de muchos jóvenes en la Costa Caribe. Se le recuerda como un visionario que contribuyó significativamente al progreso educativo y político de Barranquilla y la región. Su impacto perdura a través de las instituciones que ayudó a establecer y las generaciones de estudiantes que se han beneficiado de su visión y liderazgo. Gran deportista, promovió el deporte y lo consolidó como puente para la formación de jóvenes y niños.
Fundadores de la Universidad de la Costa: de izquierda a derecha. Arriba: Eduardo Crissien Samper (Q.E.P.D.), Ramiro Moreno (Q.E.P.D.), Rubén Maury (Q.E.P.D.). Abajo: María Ardila de Maury, Miguel Antequera Stand, Rodrigo Niebles (Q.E.P.D.) y Nulvia Borrero.
Se graduó como arquitecto en la Universidad del Atlántico, profesión que le dio las herramientas para no solo construir casas y edificios sostenibles, sino también educación de calidad. Escritor nato, recursivo, romántico y enamorado de la vida. Gozaba de una picardía innata y dicharachera que se reflejó en los libros que publicó, entre los que se encuentran ‘Amor, romanticismo y… sexo’, ‘¡Carmen la bella, Carmen la hermosa!’, ‘El presidentico’, ‘Aladino y los TLC’, ‘67 años de educación empírica: desde el primer día hasta la vejez’, ‘Los hijos de mis hijos: dejad que los nietos vengan a mí’ y ‘Mamar gallo para vivir… ¡mamar gallo para morir!’.
Su impacto perdura a través de las instituciones que ayudó a establecer y las generaciones de estudiantes que se han beneficiado de su visión y liderazgo.
El amor y el cariño hacia sus nietos fueron una gran inspiración para sus escritos. En sus libros, Crissien Samper plasmó lecciones de vida y sabiduría, dejando un legado espiritual y de humildad. El legado del viejo Tito, como cariñosamente lo llamaban, va más allá de sus logros profesionales. Fue un mentor generoso, siempre dispuesto a compartir su conocimiento y experiencia con las nuevas generaciones. Su compromiso con la educación y el desarrollo comunitario dejó una marca indeleble en todos los que tuvieron el privilegio de conocerlo.
Alguno de sus libros.
Hoy recordamos a Eduardo Crissien Samper no solo por lo que hizo, sino por quién fue: un hombre íntegro, cuya vida fue un testimonio de amor, dedicación y servicio. Su memoria vivirá en los corazones de su familia, amigos y todos aquellos cuyas vidas tocó. Su legado perdurará por siempre.