Para mí y creo que para muchas mamás del mundo lo más difícil como madres es enseñarles a nuestros hijos a vivir sin uno. Dejarlos ir requiere soltar, aunque es hermoso verlos crecer.
Tengo que confesar que este 2021 ha sido para mí, un año de encontrar respuestas a preguntas e incógnitas que tenía desde hace mucho tiempo. Qué gran trabajo está realizando mi alma con todo esto, y mayo es el mes perfecto para hacerlo.
Creo que la invitación de arriba para mí en este tiempo, es que trabaje en soltar apegos. Y aquí estoy auto observándome para aceptar y hacer la compresión de cada evento que me llega. Sigo practicando el ho´oponopono para borrar memorias y creencias que no me permiten seguir avanzado. Agradezco cada oportunidad que tengo de aprender y transcender. Le pido a Dios que se dé lo correcto y perfecto en mi vida como hija, mamá y abuela, y le doy permiso para que limpie. Suelto y confío.
Además de preparar este maravilloso contenido editorial para esta edición Especial de Madres con historias y entrevistas de hermosas mamás, quiero aprovechar para compartir un mensaje que me llegó y que me parece importante para este tiempo que estamos viviendo en nuestra querida Colombia, y que nos involucra a todos en el planeta tierra. Este dice:
Está demostrado por científicos de varias nacionalidades y países que tanto lo bueno como lo malo que existe en el mundo es producto de nuestra mente. En un experimento que se realizó en una ciudad norteamericana se demostró que el poder de la mente, a través del pensamiento de 4.000 personas que se juntaron para pensar en positivo, logró disminuir en un 35% el porcentaje de criminalidad en ese verano.
También se sabe que la Madre Teresa de Calcuta fue invitada en varias ocasiones a marchar en manifestaciones en contra de la guerra y ella contestó: “Yo no marcho allí. Invítenme a marchar a favor de la paz y yo iré, pero no me nombren esa palabra. Es decir, cada vez que manifestamos algo con nuestro pensamiento y/o con nuestras palabras estamos dándole poder para bien o para mal a ese movimiento o persona. Mientras más nos enfrasquemos en pensar acerca de la inseguridad y los innombrables, más poder le damos a ellos.
No se trata de ignorarlos, ni de aislarte de la realidad, se trata de mantener tu mente y tus deseos diciendo: “Deseo la paz, la abundancia y la tranquilidad para mi país y para mí”. Solamente esto. No despotriques, ni te pases enviando mensajes negativos, criticando a los partidos, envenenándote con las noticias, sólo di: “Deseo la paz, la abundancia y la tranquilidad para mi país y para mí”. Haz como la Madre Teresa, no le des poder a los oscuros, dale poder a tus pensamientos de luz para que se conviertan en realidad.
Si no lo crees, no importa. Igual, te invito a pensar tantas veces como quieras, en el día y en la noche: “Deseo la paz, la abundancia y la tranquilidad para mi país y para mí”. Sólo con esto te harás y nos haremos el mayor de los favores. Todo el tiempo que utilizas en pensar y criticar a los otros, ahora utilízalo a tu favor: piensa en la paz. Sí, ya sé, dirás: “pero si ellos hacen lo mismo se quedarán para siempre”. No, eso no sucederá porque nada pueda más que el poder de la Luz. La oscuridad está fracasada ante el poder de la luz. Piensa en este ejemplo: es muy, muy fácil alumbrar (con una vela o un fosforo o con una linterna) cualquier lugar por oscuro que sea.
Te invito a hacer una pequeña prueba, no pierdes nada y ganaremos muchísimo. Todos los días antes de acostarte, cualquiera que sea la hora, imagina en tu pensamiento que te estás felicitando a ti mismo(a), a tus amigos y familiares, porque todo está mejor en nuestro país. Solo mírate por dos minutos o más muy alegre porque cada día surgen actividades para nuestro bien. Nada, no digas nada, no digas la forma como sucedió, déjale esto a Dios y al Universo. Él todo lo arregla si tú se lo permites. Sólo imagínate a ti mismo(a) pensando que todo sale perfectamente bien. Que estás lleno(a) de alegría porque todo ha vuelto a la normalidad, a la paz. El poder de nuestro pensamiento unido es más fuerte que ningún pensamiento oscuro. Es así de fácil. ¿Verdad que puedo contar contigo?
Gracias, Colombia, por brindarme la oportunidad de ver tu transformación, por supuesto siempre y cada vez mejor. “Deseo la paz, la abundancia y la tranquilidad para mi país y para mí”.
¿Qué deseas hacer?