DANIELLA ÁLVAREZ: EL ÉXITO ES SER FELIZ DE VERDAD VERDAD
Por Patrizia de Jesús Castillo Torres (@PATRIZIACASTILLO16).
Daniella Álvarez, la barranquillera elegida señorita Colombia en 2011, quien, además de contar con una belleza y carisma indiscutibles, ha construido una carrera en permanente ascenso como figura pública, es hoy la más clara prueba de valentía, resiliencia y logro conquistados a partir de un evento dramático, como fue la amputación de una de sus piernas. Su dulce tono de voz y su serenidad al hablar transmiten una paz y una madurez que invitan a la reflexión sobre las grandes pruebas de la vida y la conquista de la felicidad. En conversación con ACTUAL, pudimos conocer más de cerca su esencia y así compartir con nuestros lectores su inspiradora historia.
Daniella inicia nuestro diálogo contando que desde los once años de edad quiso ser reina. Cuando su hermana Andrea fue señorita Bolívar en 2001, y ella la acompañó al reinado, se prometió que algún día ella estaría en ese mismo lugar. Diez años después fue su turno, y contó con la fortuna de haber logrado su sueño y ganar la corona.
Recuerda que la competencia fue difícil, los miembros del jurado tenían tres favoritas, ella incluida, y sólo en los momentos previos a la elección pudieron decidirse. Luego ellos mismos le contaron que esa noche iban a elegir a la reina basados en lo que vieran en el escenario.
“Creo que fue mi actitud, mi sonrisa, y mi baile lo que les llamó la atención. Por encima de la belleza física, que era el atributo que poseíamos las participantes, fueron la sonrisa, la alegría y ese brillo especial que Dios me dio esa noche lo que me hizo destacar sobre las otras dos chicas, que eran preciosas”, manifiesta.
El reinado le dejó muchas enseñanzas. Afirma que gracias a él pudo conocer Colombia y sus departamentos; vivir su cultura, sus tradiciones, probar su comida y acercarse a la gente. Pero, sobre todo, quedó grabado por siempre en su corazón la importancia de hacer trabajo social.
“Actualmente doy charlas motivacionales en toda Latinoamérica. Viajo a distintos países por lo menos una vez al mes para contar mi testimonio, pues hoy sé que ese es el gran propósito de mi vida”.
“Las reinas nos la pasábamos en eso: haciendo desfiles, participando en jornadas sociales, visitando batallones donde conocimos héroes heridos en combate. También íbamos a orfanatos, a tantos lugares… Lo que queda al final del camino es la convicción de que hay que seguir trabajando por los demás, a tal punto que hoy en día tengo mi propia fundación, Daniela Álvarez, la cual se encarga de apoyar a las personas que han perdido sus piernas”, relata. Además de ello, también lidera un proyecto del alcalde Álex Char enfocado en protetizar a los amputados de Barranquilla, de manera que, para marzo del próximo año, 25 amputados contarán con sus prótesis ya adaptadas.
“La idea es replicar este tipo de iniciativas en el resto del país, y que los alcaldes de otras ciudades sigan el ejemplo del alcalde Char”, expresa.
Como si ello no fuese suficiente, Daniella jamás se queda quieta: “Actualmente tengo varios proyectos. Además de dedicarme a mi fundación, lo cual me hace muy feliz, trabajo en campañas de redes sociales para marcas reconocidas como L’Oréal Paris y Skechers; tengo tres boutiques, una en Barranquilla, en el centro comercial Manhattan; y dos en Santa Marta, en el Centro Comercial Zazué y en el Centro Comercial Buenavista, donde pueden encontrar mi colección de ropa y accesorios con diseños 100% Daniella Álvarez. Adicionalmente, doy charlas motivacionales en toda Latinoamérica. Viajo a distintos países por lo menos una vez al mes para contar mi testimonio, pues hoy sé que ese es el gran propósito de mi vida”.
El mayor logro
Surgen más preguntas, y es inevitable referirnos al accidente que le cambió la vida: su amputación.
–¿Cómo tomó la noticia, sintió en ese primer momento que no iba a poder con la prueba, cómo logró sobreponerse a la situación?
“¡Claro que sentí muchas emociones negativas!”, responde. De hecho, el momento más duro para ella fue el día que le dieron la noticia de la amputación. Afirma: “Sentí que se me había acabado la vida. Recuerdo que cuando llegué a mi casa miraba al techo y pensaba que eso no era verdad, que se trataba de un sueño del que quería despertar. Luego entendí que la negación es la reacción natural de los seres humanos ante las circunstancias muy difíciles de asimilar. Pero después de que las digieres, las gestionas y sales adelante. En mi caso, sin lugar a dudas fue el amor de mi familia, de mis amigos, y el apoyo que encontré en mi hogar lo que me ayudó a transformar mi accidente en una oportunidad. Hoy creo que lo que me pasó me llevó a conquistar mi propósito y a convertirme en un testimonio de fe y resiliencia para el mundo. Ese es mi mayor logro, y es lo que más me enorgullece de todo lo que he conseguido en la vida, pues es algo muy profundo que viene del interior. No es material, es una conquista emocional y espiritual”.
Daniella explica que una de las enseñanzas que transmite como conferenciante es que en esos momentos difíciles que vivimos frente a eventos que nos superan, no vemos solución porque estamos nublados por nuestras emociones. Por lo tanto, no podemos confiar en ellas ni en nuestros pensamientos. “Pero para eso están Dios y la familia. Las personas que más nos aman están para recordarnos que sí hay solución y que la vida continúa. Una vez se sale de ese ‘shock’ inicial, empezamos a ver las cosas con otro lente. En mi caso, me dediqué a pensar y a repensar la situación hasta que empecé a ver todo con mayor claridad. Pero son cosas que se logran con el tiempo”.
Si bien el tiempo, como afirmaba Yourcenar, es el sabio hacedor, ¿cómo se logra ser resiliente? Según Daniella, hay tres cosas esenciales que necesita una persona para ser resiliente. La primera es creer en Dios, pues sólo él puede darnos la fuerza espiritual que nos sostiene y nos guía en los momentos más difíciles. La segunda es tener una red de apoyo (familia, amigos…). Y la tercera es contar con herramientas emocionales que únicamente se construyen con tiempo. Amplía: “Lo ideal es contar con esas herramientas emocionales antes de que las cosas te ocurran. Yo miro hacia atrás y me doy cuenta de que fui preparada por Dios muchos años antes de que me pasara el accidente. Desde muy chiquita me interesé y leía sobre temas relacionados con inteligencia emocional, optimismo, autoestima, superación personal… Dedicaba muchísimo tiempo a leer autores como Daniel Coleman, Walter Riso, Paulo Coelho. Fueron esos libros y esos autores los que me brindaron las herramientas emocionales necesarias para apalancarme en ellas en esos momentos de dificultad”.
“Hoy creo que lo que me pasó me llevó a conquistar mi propósito y a convertirme en un testimonio de fe y resiliencia para el mundo. Ese es mi mayor logro, y es lo que más me enorgullece de todo lo que he conseguido en la vida, pues es algo muy profundo que viene del interior”.
Enseguida agrega: “Lo que aprendí a lo largo de mi trayectoria de vida, al final me ha ayudado a ser una mujer más responsable y enfocada, alguien que conoce la importancia de la disciplina para conquistar sus metas. Pero nada de eso serviría si yo no tuviera la fe y las herramientas emocionales que he cultivado con los años. Si no fuera por eso, tal vez me hubiera quedado estancada en la tristeza, en la depresión, o en un hueco. Agradezco a mis padres y a mi familia que me dieron la educación más importante de todas, que fue la educación de la felicidad, basada en la filosofía de ser felices a pesar de los problemas. Sería bueno llevar ese tipo de educación a todos los rincones del mundo para hacer entender a las personas que la vida es una, y que el milagro realmente es vivirla”.
Toda situación traumática ineludiblemente trae consigo cambios. Al preguntarle a Daniella cuál fue el mayor cambio que experimentó después de su amputación, responde:
“El mayor cambio que se operó en mí físicamente fue la amputación de mi pierna, y una herida enorme que tengo en mi abdomen, que son las cosas más visibles. Pero a nivel emocional el mayor cambio que experimenté fue la aceptación. Por eso siempre digo que el no aceptar las pruebas que nos corresponden es lo que verdaderamente nos hace sufrir. Ahora siento que soy una persona que se acepta y se ama tal cual como es. No me avergüenzo de ninguna parte de mi cuerpo, no me avergüenzo de mi circunstancia ni de mi discapacidad. Ese ha sido el mayor cambio que se operó en mí”.
Hay quienes piensan que dada la visibilidad y la posición privilegiada de Daniella, se le han hecho las cosas más fáciles, por eso me atrevo a preguntarle cuál es la diferencia entre ella y cualquier otra persona amputada.
“La diferencia entre otra persona amputada y yo, desde el punto de vista emocional, es ninguna. Todas hemos entrado en negación, todas hemos experimentado el trauma que ocasiona este tipo de pérdida. Pero pienso que Dios permite que a ciertas personas en el mundo les ocurran estas cosas para ser ejemplos de motivación, fuerza, valentía y alegría. Siento que quienes han pasado por esto somos testimonio de que a veces la vida se puede poner muy difícil. Por esa razón quienes no enfrentan una prueba como esta deben estar muy agradecidos por lo que tienen. El privilegio que he tenido es que Dios me ha permitido ser una ‘vitrina’ para el mundo, pues el hecho de haber construido una trayectoria como reina y como presentadora me ha permitido hacer visibles mis circunstancias y mi historia. Sé que hay mucha gente en mi situación de discapacidad que no cuenta con ese nivel de visibilidad, pero igual son reconocidas en sus entornos: en su casa, en su barrio… y cuando alguien los ve caminado por la calle, eso les recuerda que deben sentirse agradecidos por lo afortunados que son de tener sus piernas. El tema es más de visibilidad que de privilegio, porque todas las personas amputadas encaramos las dificultades cotidianas de tener una movilidad reducida”, expone.
–¿Qué consejo le darías a alguien que estuviera atravesando una situación similar a la tuya?
–Le diría que un impedimento físico es apenas un pedacito, una pequeña porción de todo lo que tenemos, en relación con todas las otras capacidades que sí podemos desarrollar. Que la vida no se limita a una discapacidad. Al contrario, tener retos es una oportunidad para demostrarnos a nosotros mismos y a los demás de lo que somos capaces, porque somos mucho más que aquello que nos hace falta; en realidad todos somos valientes.
–¿Qué es para ti el éxito, cuál sería tu fórmula?
–El éxito no es el dinero, el éxito no es el reconocimiento, el éxito es ser feliz de verdad verdad. Es ser una persona alegre, agradecida, alguien capaz de entender sus circunstancias y sus dificultades. Es ser alguien que, a pesar de las pruebas y los desafíos, cada día se levanta con optimismo y ganas de vivir. El éxito es el amor de tu pareja, el amor de tu familia. El éxito no es lo material, es vivir una vida plena y feliz. Mi fórmula del éxito, diría, es contar con fe, salud, amor y gratitud.
–¿Cuál es el mayor deseo de Daniella Álvarez?
–Mi mayor deseo es seguir teniendo salud y contar con el amor de mis personas favoritas en el mundo; continuar llevando mi testimonio de fe y resiliencia a muchos rincones, y tener mi propia familia, mi propio hogar y mis hijos. Ese es mi mayor sueño.