Por Ulises Orozco Manzinez
Un colegio es una aventura. Aunque muchas cosas se repiten todos los años, la singularidad de cada niño, de cada familia y de cada colaborador, hace que todos los días tengan su propio tinte. Es por eso que en Aspaen Alta Mar trabajamos de la mano con las familias para la formación de grandes hombres. Hombres buenos desde su ser, con herramientas de internacionalización, tecnología, innovación y emprendimiento.
San Josemaría Escrivá dice: “El trabajo nace del amor, manifiesta el amor, se ordena al amor. Reconocemos a Dios no sólo en el espectáculo de la naturaleza, sino también en la experiencia de nuestra propia labor, de nuestro esfuerzo”, con está mirada positiva de lo que es la labor profesional intento todos los días dar lo mejor de mí, y vivir el objetivo de ponerle amor a todo lo que hago.
Sin duda, como rector del Colegio Aspaen Alta Mar, vivo una aventura de amor, pues soy un apasionado de la educación que cree que la mayor riqueza del mundo son las personas. Saber que estoy contribuyendo todos los días para que muchos seres humanos sean mejores personas, para que muchos niños sean mejores hombres, hombres que desarrollan todas sus competencias tanto intelectivas, comunicativas, y, sobre todo, éticas y trascendentes, es de las cosas que más me enorgullecen de mi labor. En eso se identifican y coinciden los colegios de Aspaen en Barranquilla: Alta Mar, Corales y Preescolar Ocean Kids.
En la construcción de ese “saber hacer”’, me he dado cuenta de que una de las maneras en las que más puedo contribuir desde mi cargo, es creando un vínculo cercano y de confianza entre todos los involucrados en la formación de los niños y jóvenes. Por eso, diariamente trabajo por ser un rector cercano, conocer las familias y cada estudiante. Es nuestro valor como institución trabajar en el proyecto educativo de cada uno de ellos, y lograr que cada cual sea una persona de bien con todas las competencias para enfrentar los retos que se presentan en la sociedad. En Aspaen nos proponemos este acompañamiento a nuestras familias, reconociendo que son ellas las primeras formadoras de sus hijos.
Yo también soy padre de familia y esposo, y sé de primera mano los retos que atravesamos a la hora de educar a nuestros hijos. Este rol en mi vida me ha servido para conocerme mejor, pero más importante, para proponerme ser mejor para mi familia y para toda la comunidad educativa, pues los hijos y así mismo los estudiantes, son un reflejo de lo que somos como personas, pues el ejemplo es la mejor pedagogía. Le dedico tiempo a mi vida espiritual y a mi vida en familia. Finalmente, procuro vivir la unidad en mi vida: aunque esté trabajando lejos de casa, no dejo de ser esposo o padre, por lo tanto, trato de no apartar a mi familia de mi mente y mis acciones diarias, cuidando lo que hago. Creo que todos esos principios son innegociables, porque lo que haga va a influir en lo que forme o deforme a mis hijos, y a los estudiantes del colegio.
Ser padre me ha enseñado que cada persona es única e irrepetible, y esto lo vivimos todos los días como educadores en el colegio. Es por eso, que buscamos la excelencia como estilo de vida y esto nos permite tener unos altos resultados académicos y competitivos como institución. En el Proyecto Educativo de Aspaen trabajamos con cada estudiante desde el desarrollo armónico de su identidad personal, que es conocerlo en su totalidad para ayudarlo a formar su proyecto de vida. En Barranquilla tenemos tres colegios: Aspaen Corales, en la formación de niñas; Aspaen Alta Mar, en la formación de niños; y nuestro Preescolar, Ocean Kids.
Muchas veces los padres nos enfocamos más en lo que estudian los niños y no en lo que se educa. Los colegios y las familias cada vez más están dando a la sociedad personas muy estudiadas, pero pobremente educadas. Para ser mejor, el mundo no necesita eruditos en las matemáticas, el mundo necesita personas laboriosas, ordenadas, generosas, justas, respetuosas… que a su vez tengan todas las competencias para afrontar los retos de estos tiempos, y al final, si se educa en esos aspectos, se garantizan los procesos académicos y cognitivos, y cuando ese niño se convierta en un profesional, será una persona de bien, será feliz, y hará felices a muchos.
Por consiguiente, para alcanzar dicho logro, es básico el trabajo formativo que hacen en conjunto los padres de familia y los educadores. En nuestro colegio, los padres deben estar totalmente involucrados en la educación de sus hijos; nosotros, como educadores, somos simplemente unos continuadores de lo que se enseña en casa. De igual manera, los padres deben asegurarse de que los colegios donde están sus hijos cuiden los principios del hogar.
En el Colegio Aspaen Alta Mar, así como en todas las instituciones de la red de colegios y preescolares privados Aspaen, trabajamos de la mano con las familias, para que juntos brindemos a sus hijos la mejor formación posible, una formación integral y completa. Nuestros estudiantes son el reflejo de una buena educación, impulsada por la familia y hecha realidad en el colegio. En Aspaen, trabajamos para formar hombres y mujeres capaces de soñar libremente, que sean autónomos, que vean el futuro con ilusión y ganas de volar alto, sirviendo y amando a los demás con las más altas competencias académicas, con visión internacional, dominio de tres idiomas, y como ciudadanos del mundo.