El cambio climático fue declarado como eje central del gobierno de Joe Biden tanto en política doméstica como la exterior, y así el tema ambiental regresa al vocabulario oficial por primera vez después de cuatro años ausente bajo Donald Trump mientras que los simpatizantes ultraderechistas del pasado régimen anticientífico siguen representando una amenaza violenta en el país, alertó el nuevo gobierno.
Joe Biden firmó hoy una serie de órdenes ejecutivas sobre la “crisis climática”, declarando que representa una “amenaza existencial” y que “no podemos esperar más”.
A través de sus órdenes, entre otras cosas, convocó a una cumbre mundial sobre el tema para el 22 de abril, Día de la Tierra, estableció la Oficina de Política Doméstica sobre Clima en la Casa Blanca para coordinar los esfuerzos de todas partes del gobierno a fin de lograr objetivos mutuos de promover “energía limpia” y crear nuevos empleos al ampliarse sectores, incluyendo el automotriz, con nuevas tecnologías ecológicas, y suspendió nuevas licencias para la explotación de petróleo y gas en tierras y aguas públicas federales.
A la vez, la nueva política también enfatizará la “justicia climática” reconociendo que los sectores más vulnerables y pobres son los que más padecen los efectos de la contaminación del medio ambiente. Por ello, un 40 por ciento de la inversión programada en energía limpia se destinará a comunidades con desventajas para beneficiarlas económicamente.
Biden ha establecido la meta de eliminar la contaminación de combustibles fósiles en la economía estadunidense para 2050, y aun antes, para 2035, en el sector generador de electricidad, promoviendo la energía de viento y solar.
Es la agenda presidencial más ambiciosa jamás anunciada sobre el cambio climático, pero aún falta ver cómo se implementará en los hechos, advirtieron algunos líderes y organizaciones ambientalistas quienes festejaron las medidas y proclamaciones en general; muchos señalan que son fruto de décadas de trabajo de organización y movilización de diversos movimientos, desde indígenas a comunidades pobres enfrentando envenenamiento industrial a activistas ambientalistas de todo tipo, sobre todo el de nuevas generaciones y la coalición de estas fuerzas que promovieron el “Green New Deal” como eje de la campaña de Bernie Sanders, entre otros.
Algunos advirtieron que continuarán presionando al gobierno en este tema, criticando por ejemplo que Biden detuvo el fracking, pero declaró este miércoles una vez más que no está dispuesto a prohibirlo.
Biden enfatizó que la crisis climática será abordada tanto con políticas domésticas como también a nivel internacional, declarando que desde ahora «es oficial que el cambio climático estará al centro de nuestra seguridad nacional y la política exterior”. La Casa Blanca recordó que en su primer día como presidente, Biden ordenó el retorno de Estados Unidos al Acuerdo de París.
John Kerry, ex secretario de Estado, designado como enviado presidencial especial para el cambio climático, afirmó hoy en conferencia de prensa en la Casa Blanca que el cambio climático ahora será parte del cálculo de ‘seguridad nacional” realizado por el Pentágono y las agencias de inteligencia.
Al igual que las órdenes ejecutivas para abordar la desigualdad racial emitidas el martes, las firmadas hoy sobre cambio climático son más simbólicas que sustantivas por ahora -hasta ver su implementación- pero marcan un giro dramático en la política anunciada desde la Casa Blanca. Vale recordar que Trump promovía una visión anti científica y hasta ofrecía versiones que negaban el consenso científico mundial sobre el cambio climático, promoviendo la aceleración de la explotación de hidrocarburos y desmantelando normas ambientales nacionales.
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