Adele Adkins no sacaba un tema nuevo ni un disco desde el lanzamiento de Hello, en octubre de 2015. Y hace cinco años que no daba una entrevista, desde 2016.
El 6 de octubre publicaba en su perfil de Instagram y ante más de 40 millones de seguidores los primeros segundos de Easy On Me, la que será su nueva canción, que se podrá escuchar al completo el 15 de octubre. Estará incluida dentro de su próximo álbum, aún sin fecha, pero que previsiblemente se llamará 30.
También ha roto Adele a lo grande con su silencio total. Lo ha hecho con una larga entrevista para la revista Vogue. En un movimiento inédito, protagoniza a la vez las portadas de los números de noviembre de las ediciones británica (vestida de Vivienne Westwood y donde ha sido fotografiada por el neoyorquino Steven Meisel) y estadounidense (con un traje de Valentino, retratada por el inglés Alasdair McLellan).
En la charla con la periodista Abby Aguirre, la artista habla sobre lo personal y lo profesional, sobre su vida después del divorcio, su nueva pareja, su hijo Angelo y su pérdida de peso. Durante una larga charla en Nueva York, refleja estos años de trabajo fuera de los focos, de disfrute, de desarrollo de su vida personal. “Tengo que prepararme para volver a ser famosa, cosa que no me gusta ser”, afirma.
Estos años se ha refugiado en Los Ángeles en vez de en Reino Unido, pero asegura que se ha mantenido lejos del estilo angelino de glamur y rodeada de su hijo y de sus mascotas. Se fue a la ciudad californiana, explica, por el estilo de vida y el buen clima, para poder hacer planes lejos de la lluvia con su hijo, y porque las casas eran más baratas que en Londres, donde asegura, ante la sorpresa de la periodista, que no se hubiera podido permitir un hogar como el que tiene en Estados Unidos. “Miré casas. Cuestan como cientos de millones de libras. No tengo tanto dinero en absoluto. Vomitaría solo de pensarlo”.
Sobre su trabajo, la cantante explica que es 30 su disco más consciente, porque en 21 estaba “borracha” y no recuerda casi nada y en 25 acababa de ser madre y eso le robaba toda su concentración. 30 trata “sobre la autodestrucción”, principalmente, y después “de una autorreflexión y de una especie de autorredención”.
Quiere que la gente escuche su “versión de los hechos”, pero afirma sentirse preparada para recibir sus reacciones. Y también asegura que en gran parte lo ha grabado para Angelo, quien está a punto de cumplir nueve años. “Mi hijo ha hecho muchas preguntas, realmente buenas, realmente inocentes, para las que simplemente no tengo una respuesta. Por ejemplo, me pregunta que por qué su padre y yo ya no podemos seguir viviendo juntos”, rememora, haciendo referencia a su divorcio de Simon Konecki.
La cantante y el empresario anunciaron su separación en abril de 2019 y finalizaron los trámites en primavera, dos años después. De hecho, en la entrevista Adele explica que se casaron cuando ella tenía 30 años, al contrario de lo que la prensa había señalado: “Siempre lo llamé mi marido porque teníamos un hijo juntos”. El matrimonio no duró mucho, pero se siente “demasiado avergonzada” como para hablar sobre tiempos y sobre el asunto en general.
Sobre la ruptura con Konecki explica que él “ya no era adecuado” para ella. “No quería terminar como tanta gente. Me habría sentido miserable si no me hubiera puesto a mí misma en primer lugar. Pero, no, no pasó nada malo ni nada de eso”.
“Sentí que quería explicarle todo a través de este disco”, relata la nacida en Tottenham sobre la importancia que las letras tienen para ella y para el pequeño Angelo, “y que cuando tenga 20 o 30 años sepa quién soy y por qué elegí voluntariamente desmantelar toda su vida en la búsqueda de mi propia felicidad. A veces siento que lo hacía realmente infeliz. Y esa es una herida real para mí que no sé si alguna vez podré sanar”.
Además, el divorcio y lo que suponía para el niño le trajeron muchos problemas: “Mi ansiedad era tan terrible que olvidaba lo que le había dicho o no le había dicho a Angelo sobre la separación”, recuerda, porque además el pequeño le repetía a menudo que no entendía nada de lo que estaba pasando. El reparto de la custodia, afirma sin entrar en detalles, fue amistoso, y su expareja vive enfrente de ella. Siguen manteniendo una amistad y una fuerte confianza el uno en el otro: “Elegí a la persona perfecta para tener a mi hijo”.
Adele cuenta que la primera canción que estrenará de su nuevo disco, Easy on me, se refiere a su divorcio; de hecho, según la autora de la entrevista hay varias canciones del álbum (que la propia Adele le da a escuchar mientras conversan, poniéndole la música en sus auriculares) muy referidas al divorcio, a los errores que cometen las parejas o a las primeras citas tras una ruptura. “¿Te imaginas a los matrimonios escuchándolo en el coche?”, plantea. “Va a ser muy incómodo. Creo que muchas mujeres darán por terminadas sus relaciones”.
Easy on me fue lo primero que escribió para el disco. Cuenta que se le ocurrió cantando en la ducha en 2018 y que la ayudó tanto a liberarse que no necesitó (ni pudo) escribir nada más en mucho tiempo. “Yo acabé el matrimonio. Sean amables conmigo también”, pide. “No escribí nada más durante los seis meses posteriores porque pensé que ya lo había dicho todo”, afirma. “Esa canción es obviamente sobre cosas que pasaron, pero quería ponerlo en el álbum para mostrarle a Angelo cómo espero que trate a su pareja, ya sea una mujer, un hombre o lo que sea. Después de pasar por un divorcio, mis exigencias son altísimas”.
Para la cantante, que también vivió de niña el divorcio de sus padres y mantuvo una relación irregular con su padre, que falleció en mayo y con el que consiguió reconciliarse antes del final, era importante ser clara con su hijo. “No son las malas decisiones las que joden a nuestros hijos, son las indecisiones”, afirma, citando a la autora Glennon Doyle.
La ansiedad la ha atacado con frecuencia (”y empeora cuando intentas deshacerte de ella”, asegura), por lo que ha ido a terapia para encontrar herramientas de ayuda. “Me sentía muy avergonzada por no poder hacer que todo funcionara. Como mujeres, nos han entrenado para seguir intentándolo, incluso a través de las películas que veíamos cuando éramos pequeñas. En ese momento se me rompió el corazón, pero ahora lo encuentro muy interesante. Nos dicen que debemos aguantarnos. Al diablo con eso”.
Precisamente la ansiedad ha tenido mucho que ver con su muy comentada pérdida de peso, con la que se ha especulado exageradamente. La cantante es clara, y cuenta que “en un período de dos años” perdió “cerca de 50 kilos, pero a puerta cerrada” y ese proceso que no compartió públicamente causó gran sorpresa. “Estamos acostumbrados a que la gente documente todo en Instagram, y la mayoría de las personas en mi situación lograrían un gran contrato con una marca dietética. No me interesa una mierda. Lo hice por mí y por nadie más. Entonces, ¿por qué iba a compartirlo? No es nada fascinante. Es mi cuerpo”.
“Haciendo ejercicio me sentía mejor. Nunca se trató de perder peso, sino de volverme fuerte y dedicar un tiempo todos los días a no usar mi teléfono. Me volví bastante adicta. Hago ejercicio dos o tres veces al día“, cuenta, sin sorpresa, aunque reconociendo que es algo “poco factible” para la mayor parte de la gente. “Hago pesas por la mañana, luego normalmente camino o boxeo por la tarde, y luego hago cardio por la noche. Básicamente, no tenía trabajo cuando lo hacía. Y llevaba todo el rato zapatillas de deporte”.
La artista sabe que ese proceso ha estado en el ojo público, como ha estado ella misma desde hace más de una década, cuando empezó su carrera en 2008. “Digan lo que digan, no me importa. No es necesario tener sobrepeso para ser body positive, tu cuerpo puede tener cualquier forma o tamaño”, asegura, explicando que ni hizo dietas especiales ni ayuno intermitente ni nada de nada. “En todo caso, ahora como más de lo que solía comer antes porque hago ejercicio de forma intensa”, reconoce.
También plantea un asunto más complicado: “Todo ese discurso sobre conseguir un gran cuerpo para vengarte de un hombre… Oh, Dios mío. ¡Chúpamela!“, grita en medio de la entrevista, durante una visita privada a un museo vacío. Para ella, toda esa expectación le parece “ridícula”. “Creo que a la gente le encanta mostrar a una mujer divorciada como si estuviera fuera de control, como: ‘Oh, debe de ser una loca. Debe de haber decidido que quiere ser una puta’; ‘¿Qué es una mujer sin un marido?’. Todo eso es una mierda”.
En plena charla aparece por el lugar Rich Paul, agente de baloncesto y nuevo novio de Adele. “Sí, estamos juntos”, confirma ella, y asegura que están “muy contentos”. Cuenta que su nuevo novio es “jodidamente divertido” y muy inteligente”. “Salí con otras personas antes de conocer a Rich, pero les resultaba estresante que los vieran conmigo, por lo que lo ocultaban. Y de esa forma las cosas nunca evolucionaban, porque nunca teníamos la oportunidad de experimentar la vida juntos. Mientras que a él no le agota en absoluto”.
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