Por José Cantillo Ferrer – @josecantillof
La de Alitza García ha sido una carrera que, aunque de paso cauteloso y discreto, ya empieza a hacer un ruido importante en el mundo de la moda. Comenzó hace casi una década con su marca, que no es más que la materialización de un anhelo que fue sembrado desde que era una niña cuando vestía muñecas con los retazos que caían como cascada de la maquina de coser de su abuela.
Es oriunda de La Guajira, pero decidió echar raíces en Barranquilla, lugar en donde realizó sus estudios en diseño de modas y decidió finalmente establecer la marca que lleva su nombre. “Al comienzo, como todo, fue un poco complejo. Venir de otro lugar a aventurarme dejando las comodidades atrás, fue un riesgo que decidí tomar y del que hoy veo frutos”, dice.
Alitza ha tenido que sortear los vaivenes de la vida con una firmeza y un carácter que también le han sido claves en el manejo de su empresa. Dice con total convicción que la moda no es solo su vocación y lo que más disfruta hacer, sino que también ha sido un pilar importante en su vida personal.
Entretanto, la diseñadora ya ha empezado a hacerse un espacio importante en el plano de la moda nacional con un estilo auténtico que se rebosa de elegancia y frescura, dos de los atributos fundamentales que identifican los diseños de su firma.
Entre lo personal y lo profesional, conversamos en breve con esta creativa sobre los retos, sus sueños, y sobre el presente y el futuro de sí misma.
Fuera de la ropa y todo lo que implica su creación, ¿qué representa la moda para ti?
Todo. No hay otra forma de decirlo. Más allá de las prendas y lo lindas que puedan verse en una vitrina, la moda para mí ha sido un soporte en muchos sentidos, no te imaginas. Vivo de esto y por esto. La moda ha sido una especie de terapia para mí.
¿Cuál ha sido tu mayor reto?
Haberme convertido en madre a muy temprana edad, la falta de experiencia y la incertidumbre te invaden al comienzo, pero después me di cuenta de que todos los esfuerzos valen la pena. Mis hijos no solo son mis grandes tesoros y mi motor de vida, sino que se han convertido en los maestros de mi vida, todos los días aprendo de ellos.
¿Qué te inspira en la cotidianidad de la vida?
Muchas cosas honestamente, hay veinte mil. Mis hijos, los buenos ratos con las personas que me rodean, un día en una playa solitaria, esas cosas que no tienen un precio sino, digamos, un valor enorme que no es cuantificable. También me inspiran los sueños de las personas.
¿A qué te refieres exactamente?
Mira, a mí me gusta cuando mis amigos, mi familia o alguien de mi equipo de trabajo, que también considero mi familia, me cuentan sus planes o sus sueños, porque ahí me doy cuenta de que son tan grandes como los míos. Eso me inspira, me motiva a querer seguir creciendo porque también soy consciente de que soy la cabeza de un grupo de personas y quizás soy yo hoy la herramienta que los ayudará a materializarlos.
Y en tu caso, ¿sientes que tienes algún sueño pendiente?
Tengo muchos, demasiados, pero hay uno en particular que tengo latente. Deseo poder compartir la historia de mi vida, porque ha sido una de muchos altos y muchos bajos, de poco y demasiado, y me gustaría poder ser, a través de ese relato, un ejemplo de superación y sanación para todas aquellas personas que han vivido situaciones delicadas en la vida, decirles de una forma u otra que se puede salir adelante a pesar de las peores circunstancias. Se necesita de mucha ayuda ajena para lograr eso, por eso quiero ser esa voz de compañía.
¿Cómo te proyectas a ti y a tu marca en un futuro?
Yo sueño en grande, tengo una serie de metas, pero honestamente estoy más enfocada en el presente, en hacer las cosas bien, paso a paso y sin afanarme para lograr eso que tanto anhelo. Simplemente estoy disfrutando este maravilloso viaje con intensidad.
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