La barranquillera Judy Hazbún emprende una nueva etapa en su carrera en el mundo de la moda: 37 años después de sus inicios, mira al futuro y se convierte en una marca virtual, pero rescatando la esencia de lo básico, del origen.
Hablamos con la diseñadora para conocer acerca de su nueva colección Hazboun, con la cual se presenta en la edición de Ixel Moda Online 2020.
Cuéntanos un poco de Hazboun, tu nuevo proyecto y colección con la cual participas este año en Ixel Moda Online.
La colección Hazboun es el lanzamiento de mi sitio virtual y en esta ocasión contamos con el apoyo de nuestro patrocinador, el Grupo Petromil. La casa de modas física cerró, pero desde la virtualidad vamos a seguir ejerciendo la moda con sentido y convirtiendo nuestras emociones en productos.
Hazboun es para hombres y mujeres. Va dirigida a un segmento de la pirámide, que no es el pico; no es Judy Hazbún lo más alto, ni Amalín de Hazbún, sino la base de la pirámide. Queremos llegar a todas las personas y tipos de consumidores con un producto que es 100% sostenible, no solo por lo que contiene, pues todas las telas, los botones, las marquillas, los bolsos con las artesanas del Proyecto Tití, un convenio que tenemos con ellas hace cuatro años y que son hechos con bolsas plásticas de un solo uso que estaban en la basura.
La colección es una invitación a nuestro sitio virtual que estamos creando con mucha valentía y resiliencia, para todos aquello que nos conocen y a los que no también, para que se den cuenta que nosotros somos un sentimiento que dura para toda la vida.
¿Ha cambiado la pandemia de alguna manera tu proceso creativo?
No lo ha cambiado. El proceso creativo continúa en una transformación a nivel virtual. Nosotros tenemos que llevar esa misma cercanía y conexión de manera virtual, entonces nos hemos esforzado muchísimo en las imágenes que queremos enviarle al consumidor y clientes, porque queremos que miren al futuro y que tengan una vista mucho más ligera. Que no solo se vistan de nuestras colecciones, sino que también se alimenten del universo Hazboun, de nuestro estilo de vida, de lo que comemos, de nuestros hábitos; de porqué, pase lo que pase, estamos aquí, en otra forma, pero haciendo lo que más nos gusta y con la pasión de siempre, que es vestir.
¿Cómo ha sido esa transición hacia una estética y práctica más natural, más consciente?
Comenzando porque desde el producto, hasta las personas que los producen, hay un tema de sostenibilidad. Nosotros vamos, por ejemplo, a sacar camisetas bordadas a mano; tenemos una línea de producción de mujeres en Puerto Colombia, que son artesanas que están ‘varadas’, así que vamos a generar empleo para ellas. De esta manera lo vamos a hacer con todas las personas que hagan productos para nosotros.
Cada producto va a tener una historia detrás, de manera que el consumidor sepa qué es lo que está comprando y que se haga la pregunta que necesitamos hacernos hoy: ¿es bueno lo que estoy comprando? Es bueno para ti, es bueno para mí, es bueno para todos, entonces es un Hazboun, sino no, no es (risas).
La pandemia hizo necesaria una transformación a la virtualidad para muchos sectores. ¿Es difícil trabajar la moda desde lo virtual? ¿Cómo ves el panorama para la moda en Colombia?
Yo creo que la moda hace parte de la comunicación del hombre, es una extensión de sí mismo; el hombre siempre se va a vestir. En estos momentos lo va a hacer evaluando lo que es realmente el lujo, qué significa el tiempo y qué significa tener un closet inteligente; eso es lo que le vamos a enseñar a todas las personas que nos sigan. Tú no puedes entrar a un closet a vestirte cuando estás lleno de culpa, cuando estás desvalorizado por ti mismo, porque vestirnos hace parte de proyectarnos. Si por dentro tú no estás bien, no te vas a proyectar bien, me ha pasado en los 37 años que llevo ejerciendo este oficio, uno se esfuerza por crear la pieza que la clienta quiere y al final no proyecta porque no tiene por dentro esa felicidad interna que se necesita para verse así, feliz.
¿Ha sido este también un proceso de transformación a nivel personal?
Totalmente, porque para mi la moda siempre ha tenido sentido. El final del ejercicio es hacer prendas de vestir, pero si de ahí echas para atrás, hay un ser humano detrás, y es que nos ha importado en Judy Hazbún siempre. Entonces ahora la pandemia lo que hace es darme la razón y yo me siento poderosa, porque siempre hemos antepuesto a las personas. Nosotros no hemos cuidado el dinero, hemos cuidado a las personas.
¿Qué piezas vamos a encontrar en esta nueva colección Hazboun? ¿Qué te inspiró?
Volvimos a lo básico: pantalones bombacho, con los tiros largos; enterizos sueltos, todas las prendas alejadas del cuerpo; también vamos a tener camisetas. Todo, claro está, con el toque de diseñador que lo vas a poder ver en todo lo que son los patrones y los detalles. Todo el tema de las estampaciones es alegórico al no uso de plástico de un solo uso. La tortuga es nuestro símbolo evolutivo.
Hacen cuatro años comencé mi campaña con ‘Innecesarios’ y fue a raíz de ver una foto de una tortuga que tenía un plástico de six pack en la cintura y había crecido con el allí. Entonces yo retomo para Hazboun esa tortuga, que es dorada porque somos una tercera generación de la marca, y se convierte en nuestro símbolo, viéndose con el six pack impresa en nuestras telas.
¿Qué haces para evolucionar como marca?
Estoy todo el tiempo creando, reinventando, transformando, reutilizando. Ayer me preguntaron ¿para qué haces tanto?, pero es que el emprendimiento está en mi ADN.
Desde que comencé en la moda he tenido varias marcas. Comencé con Amalín Sport y durante 15 años nadie supo quién era Judy Hazbún. Después decidí ser Judy Hazbún, con la que luego tuve HAZ, mi marca de almacén de cadena, porque yo tengo la obsesión desde pequeña de vestir a mucha gente y como diseñadora llegar con este bienestar a más personas. Ahora nace Hazboun como la casa virtual de todos, estamos en Barranquilla geográficamente, pero estamos para el mundo.
¿En qué momento de tu carrera sientes que estás?
Estoy comenzando una etapa rodeada de un equipo de trabajo que me adora y que está al pie mío porque cree en mi y cree que todo lo que nosotros materializamos va a dar muchos beneficios a la gente. Estamos en el proceso de compartir el conocimiento; de acercarnos todavía más a las personas; en una nueva forma (virtual) que para nosotros es un reto enorme porque era desconocido, pero nuestra filosofía y lo único que a nosotros nos mueve, es el amor, y desde ahí se van dando las cosas y uno ve cómo se van poniendo las cosas en su puesto.
Yo volví físicamente al taller de mi mamá donde comencé con Amalín Sport, el que construí para mí y que tiene piso de pompeya blanco y negro. Volví al origen, al Hazboun, que es como originalmente se escribe el apellido de mi papá, quien le dio a mi madre su primera máquina de coser; él fue quien comenzó todo esto.
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