El presidente de EE.UU., Donald Trump, advirtió en un discurso el lunes de la posibilidad de que el ejército salga a las calles para aplacar los disturbios desatados tras la muerte a manos de la policía del afroestadounidense George Floyd, haciendo uso de la llamada Ley de Insurrección, aprobada por el Congreso de EE.UU. el 3 de marzo de 1807, una “ley federal que autoriza el empleo de las fuerzas terrestres y navales de Estados Unidos en casos de insurrecciones”.
“Si una ciudad o un estado se rehúsa a tomar acciones que son necesarias, entonces voy a desplegar el ejército de EE.UU. para resolver por ellos y de forma rápida el problema”, dijo el mandatario.
Las protestas -que pronto se extendieron por gran parte de EE.UU.- han dejado millonarios daños en edificios públicos, saqueos a establecimientos comerciales y la declaración del toque de queda en varias localidades.
Seguidamente a su discurso en la ciudad de Washington, en la calle H, junto a la iglesia episcopal de St. John’s, avanzaba una barrera de policías antidisturbios. Su intención era despejar la calle y dispersar a los manifestantes. Entonces empezaron a lanzar pelotas de goma, granadas aturdidoras y gases lacrimógenos, y así abrieron el camino para que Trump pudiera exhibir la Biblia frente al templo, acción por la que es duramente criticado el presidente estadounidense.
«Estoy perpleja. Necesitamos liderazgo moral y el presidente ha hecho todo para dividirnos y acaba de usar uno de los símbolos más sagrados de la tradición judeocristana», señaló al Wahington Post, Mariann Budde, encargada del templo religioso.
EE. UU. indignado por muerte de afroamericano detenido por la policía