Con el triunfo del Valle del Cauca en la edición exprés del Concurso Nacional de la Belleza, para los atlanticenses se volvió imperativo recuperar el liderato en el concurso con la consecución de la decimosegunda corona para el departamento. La encargada de lograrlo este año es María Alejandra Vengoechea, quien tiene ese objetivo como clara prioridad.
Después de quince años el departamento del Atlántico volvió a elegir a su representante a través de un concurso que desde el primer momento ha mostrado sus frutos. Dos de sus participantes, Miriam Carranza y Sheyla Quizena, fueron designadas con el Concurso Nacional de Belleza en importantes certámenes internacionales.
Pero la prueba de fuego la presentará la ganadora del título: María Alejandra Vengoechea, una joven de 20 años, estudiante de derecho y aficionada del ballet que tendrá que disputar la corona nacional con otras 26 aspirantes de todas las regiones del país. María Alejandra es plenamente consciente de la responsabilidad que tiene, justo cuando el liderato del departamento tambalea después de que el triunfo de la vallecaucana Valeria Morales, empatara el número de coronas que han ganado los dos departamentos.
Días antes de partir a Cartagena, María Alejandra aceptó nuestra invitación para aparecer en la portada de este mes, y contarnos todos los detalles de su preparación, y la estrategia con la que espera obtener la decimosegunda corona para el departamento, lo cuál no sería casualidad, ya que en los últimos años el Valle del Cauca le ha devuelto la corona al Atlántico en tres ocasiones.
¡Completamente! Este concurso me permitió aprender tantas cosas y crecer tanto como persona que me siento mucho más preparada y tranquila para llegar a Cartagena. El concurso tuvo un gran nivel y la principal muestra de ello es que dos de mis compañeras que no ganaron fueron designadas como representantes del país en importantes concursos internacionales, donde generalmente van las finalistas del concurso nacional. Eso fue gracias a que este proceso nos hizo madurar y nos aportó herramientas que nos han ayudado mucho.
No precisamente. A mí siempre me ha gustado modelar, estar en movimiento, y quizá el tema social me interesaba mucho, porque he trabajado en programas de recreación con niños desde los 15 años. Por eso siempre quise algo más y le pedía a Dios que, aparte de mi carrera, me ayudara a desenvolverme y explorar todas esas otras facetas, y el reinado se me presentó como una oportunidad para integrarlas. Además, ha sido muy bonito descubrir que tenía la disposición para aprender todo lo que implicaba tan rápido, porque había otras niñas que llevaban tiempo preparándose, y yo, en un lapso muy corto logré tomar el ritmo, destacarme y ganar.
Todo el mundo me pregunta si estoy nerviosa, y siempre respondo que en realidad estoy emocionada. Este proceso es tan lindo, y me alegra haberme enamorado en el camino y no traerlo desde pequeña, viviéndolo en el momento que lo tenía que vivir. No veo la hora de estar allá y compartir con mis compañeras todas las actividades, porque lo que más disfruté de mi paso por el Señorita Atlántico fue la época de los carnavales, en los que pude estar bailando en las carrozas, compartiendo con la gente. Estoy ansiosa porque empiece el reinado, porque me siento lista. Llevo mi banda con mucha responsabilidad y amor; sé lo que pesa.
En mi concepto, mi preparación ha sido integral porque yo no me quedé solamente en lo básico. Además de las clases de pasarela, de fogueo periodístico y el gimnasio que siempre ha sido una rutina para mí, también he tomado clases de actuación, de baile, de ‘coaching’ emocional, de oratoria, de neurolingüística, entre otras, tratando de aprovechar al máximo el tiempo y siempre de la mano de Dios y agradecida por esta oportunidad.
Lo más bonito de esta experiencia han sido las personas, porque es con ellas con quienes tienes la oportunidad de dar lo mejor de ti, especialmente en las visitas a los municipios. Por ejemplo, hace dos meses tuve la oportunidad de visitar una fundación en Soledad. El recibimiento fue tan lindo, me nombraron embajadora, me dieron un reconocimiento por el apoyo, hasta me coronaron y me dieron una serenata con un grupo vallenato. Es increíble que la gente se tome tan a pecho mi proceso, que quieran que yo sea la imagen de su fundación. Es lindo que la gente sienta que, además de ser la representante en un concurso nacional de belleza, estoy para ellos, porque siento que es necesario que comuniquemos un mensaje, que trabajemos por el departamento y ha sido gratificante para mí ver esos frutos.
Toda pregunta que realice un periodista, sin importar su intención, merece ser respondida con tranquilidad. Mantener la compostura con personas malintencionadas es también una prueba que hay que superar. Las reinas estamos siempre bajo presión y para eso nos preparamos. Me siento apta intelectual y emocionalmente para saber cómo contestar, y creo que mi personalidad que es muy serena y apacible me ayudará a llevarlo del mejor modo. Si nosotras pretendemos representar a un país, debemos estar listas para dar el ejemplo.
Ese cambio ha sido necesario, porque nos hemos dado cuenta que en la variedad está la verdadera belleza. En mi caso, mi experiencia de vida ha estado muy ligada al proceso que estoy viviendo. Yo tuve una infancia muy linda, en la que siempre tuve sueños muy grandes, pero también me ha sido difícil creer en mí. Por suerte, desde que empecé en este camino, han llegado a mi vida tantas personas dispuestas a ayudar, a ofrecerme su conocimiento con miras a fortalecer mis habilidades, que he ganado mucha confianza. Si el concurso no hubiera llegado a mi vida me habría quedado como una niña tímida, que no habla en público, que no baila, que quizá tiene con qué, pero que le da miedo. Por eso mi mensaje va centrado en ello, en la confianza, en que no nos dé miedo ser diferentes, porque eso de que somos iguales solo aplica en el campo legal, en la realidad somos diferentes y es allí donde radica la verdadera belleza y la felicidad.
Las reglas del Miss Universo permiten la participación de mujeres transexuales, ese es un hecho con el que yo no tengo reparos. Obviamente hay personas que los tienen, pero igual, ella va a concursar. En los concursos lo que más importa es el mérito. En el caso de Miss España ella ganó su concurso por mérito y tiene derecho de participar. Creo que lo más importante para una candidata no deben ser las condiciones de las demás, sino concentrarse en su propia participación y vivir la experiencia al máximo. Mirar a los demás solo sirve para desenfocarse. Lo que sí no puedo tolerar es que exista discriminación hacia algún tipo de persona, todos somos hijos de Dios y ese tipo de cosas no deben ocurrir en ningún ámbito.
Toda organización tiene reglas y estas deben ser respetadas, mucho más si quieres hacer parte de ella. Los directivos entienden las razones de las mismas, y así se ha manejado el concurso y se ha mantenido durante años; no hay por qué cuestionarlas. Yo admiro y respeto el concurso, porque desde que estoy inscrita he tenido que pedir permiso para asistir a cualquier evento y eso me ha enseñado a ser más disciplinada y organizada, porque tengo que hacer las cosas a tiempo y con el orden adecuado.
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