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DE LA DIRECTORA

Publicado 24 marzo, 2017

Edición 129 Marzo de 2017 – Apertura y agradecimiento

Por Mayra Lucía Ríos C.
Fotografía: María Alejandra Jiménez R.
Peinado y maquillaje: Nidia F

Desde niña aprendí a orar pidiendo a Dios lo que quería sin dar opción alguna a recibir algo diferente a lo deseado. Hoy he desaprendido esa forma de pedir y comprendido que, en vez de pedir, me debo abrir y agradecer lo que recibo.

A veces pedimos a Dios de una manera impositiva y no permitimos que Él decida qué es lo correcto y lo que realmente necesitamos en cada momento de nuestra vida.

Mi invitación para ti, en este instante, es a que reflexiones sobre la forma como haces tus peticiones al Padre y de qué manera permites o bloqueas que llegue lo mejor para ti.

Por ejemplo, si alguien necesita un trabajo, mi sugerencia es hablar con Dios y decirle: “Hoy me abro a recibir un trabajo donde pueda dar lo mejor de mí. Tú, Padre Dios, decides los caminos a través de los cuales llega. Yo quiero que sea… (aquí describes cómo lo quieres). Y estoy abierta a aceptar tu voluntad en mi vida. Gracias por este maravilloso trabajo”.

Si lo que quieres es una pareja podrías decirle esto a Dios: “Hoy me abro a recibir el amor. Tú, Dios, decides los caminos a través de los cuales llega. Yo quiero una pareja… (haces la descripción de cómo la quieres). Me abro a aceptar tu voluntad en mi vida. Gracias por este ser humano maravilloso”.

A veces pedimos a Dios de una manera impositiva y no permitimos que Él decida qué es lo correcto y lo que realmente necesitamos en cada momento de nuestra vida.

De esta manera, le expresas al Padre Celestial lo que quieres, pero a la vez te abres a recibir lo mejor y lo que Él sabe que realmente necesitas.

Aprovecha estos días de Cuaresma para meditar, mirar hacia adentro de ti, y ver y apreciar cuán maravillosas son la paz y la belleza de tu ser interno.

La vida se mueve todo el tiempo, las experiencias vividas nos permiten aprender a ser mejores personas y a valorar lo que somos.

Quizás en este momento estés viviendo algo que te mueve el piso; esto significa que estás vivo y que tienes la oportunidad de hacer los cambios necesarios para armonizar y equilibrar aquello que no te produce paz. La clave está en soltar las cargas, abrir el corazón, recibir lo que corresponde y aceptar la voluntad divina.

Gracias, Dios, por estos millones de lectores de La Revista Actual que nos leen y nos siguen con lealtad, y nos permiten tocar sus corazones.

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