La firma española Desigual y la japonesa Tadashi Shoji llenaron hoy de color la primera jornada de la Semana de la Moda de Nueva York, con atrevidas propuestas para el otoño/invierno que abrazan la feminidad y la modernidad.
La marca barcelonesa se inspiró en esta nueva colección, «EXTRAORDINARY», en el punk de Los Ángeles y de San Francisco de los 60 y 70, sin querer olvidar la versión española de los años 80.
«Nos hemos inspirado en aquellos movimientos estéticos y culturales que durante una época formaban parte de la periferia y eran residuales pero que podemos traer al siglo XXI y hacerlos ‘mainstream'», explicó hoy a Efe el director de comunicación de Desigual, Daniel Pérez.
El punto de nexo entre estas culturas alternativas es el papel destacado de la mujer, que se rebelaba contra el statu quo y debatía cuestiones de género, y que además se expresaba estéticamente de una forma muy libre.
«Todo lo que era la mezcla, de lo nuevo con lo viejo, del lujo con lo industrial, de los tejidos, formaba parte indiscutible de estas tendencias», explicó Pérez.
Por ello, según Pérez, Desigual quiere incorporar esas características, y añadirles un elemento extraordinario, para convertir una prenda regular en algo especial.
Así, la firma española ha presentado en Nueva York piezas de todo tipo, tanto pantalones anchos como estrechos, abrigos extremadamente largos y faldas muy cortas, y todo ello en una gran variedad de tejidos, estampados y diseños.
«Hemos utilizado tejidos que van desde el tricot hasta las lanas combinadas con chifón, y el dénim está muy trabajado a mano con artesanía en pasamanería, haciendo esa combinación de lo moderno con lo tradicional muy característico de la marca», explica el portavoz de la firma barcelonesa.
El rojo, el blanco y el negro también tienen una presencia destacada en esta nueva colección de Desigual, que tiende además hacia los colores inspirados en la naturaleza y las combinaciones de azules y verdes en rayas.
El japonés Tadashi Shoji demostró hoy que sigue siendo el rey indiscutible de las transparencias y los encajes en un desfile en el que el vestido fue el protagonista, con un estilo clásico, elegante y sensual.
Pese a ser una presentación de ropa de otoño/invierno, la firma apostó por colores llamativos y diseños que recuerdan a la época primaveral: tejidos vaporosos, brocados florales y motivos de inspiración vegetal.
El primer look de esa pasarela fue una camisa de tul de color verde con cuello alto que dejaba el pecho de la mujer a la vista, combinada con un pantalón de estampado de flores.
La nueva colección de Shoji juega con telas como la seda, el algodón y el terciopelo, y en ella se pueden ver escotes en pico, hombros con volantes, pieles de color rosa en los vestidos y los abrigos, y tonos como el fucsia, el morado y el azul marino.
Se trata de piezas ideales para eventos especiales tanto de noche como de día, creaciones atrevidas con diferentes largos que marcan la cintura y realzan la silueta de la mujer.
Los vestidos del japonés han desfilado por varias alfombras rojas y entre las personalidades conocidas que han lucido sus prendas se encuentran la ex primera dama de EE.UU. Michelle Obama y las actrices Drew Barrymore, Octavia Spencer y Janelle Monaé.
Otra enseña destacada de la primera jornada de la Semana de la Moda fue Nicholas K, que presentó la colección llamada «Built from scratch», de estilo «nómada urbano» de los años 90, con piezas largas de inspiración beduina y pantalones anchos otomanos.
La marca neoyorquina optó por prendas de cuero y de terciopelo de vibrantes colores como el rojo y el dorado, mientras que entre los accesorios dominaron los aros gigantes y las boinas.
Por su parte, Noor By Noor, la marca bareiní creada por las diseñadoras Noor Al Khalifa y Haya Al Khalifa, debutó en la plaza blanca con monos de pernera ancha, chaquetas con largas capas que rozaban el suelo y otros estilismos de un único color.
Una propuesta en la que destacaron los cortes asimétricos, los abrigos de lana y los colores neutros como el negro, el marrón y el gris.
Los desfiles están teniendo lugar en diversas localizaciones del tan artístico como industrial barrio de Chelsea, a la orilla del río Hudson, en el suroeste de la isla de Manhattan.