El museo nacional fotográfico Marubi, que compila una rica colección de imágenes de maestros fotógrafos de tres generaciones, algunas de hasta 158 años de antigüedad, se ha convertido en el promotor turístico de la mayor ciudad del norte de Albania, Shkodra.
Desde su inauguración en mayo pasado, más de mil personas, la mayoría extranjeros, visitaron el museo proyectado por los arquitectos españoles Helena Casanova y Jesús Hernández, cuyo estudio se sitúa en la ciudad holandesa de Róterdam.
El edificio, situado en el casco viejo de la ciudad y cuya restauración costó 1,2 millones de euros (1,3 millones de dólares), combina con elegancia la tradición con la modernidad, el pasado con el presente, lo que lo hace único en el país.
Las fotos expuestas en él son un patrimonio nacional de gran valor histórico, artístico y cultural.
El espacio principal está dedicado a la colección permanente con las imágenes colocadas en orden cronológico y en él están expuestas también viejas cámaras fotográficas y otros materiales usados por el estudio fotográfico Marubi, el más famoso de Albania.
«Son fotos bonitas. Me llaman atención las mujeres, que son tan fuertes como si fueran combatientes hombres», dijo a Efe Jennifer Leeson, turista británica, mientras visitaba el museo.
«Me ha sorprendido que, por un lado se ven fotos de mujeres completamente tapadas, y al otro lado mujeres con el pecho descubierto y europeizadas», afirmó su amiga Lysa.
El director del museo, Luçjan Bedeni, está satisfecho, ya que finalmente pueden enseñar, y por primera vez al público, las fotos de Marubi, que durante muchos años quedaron ocultas en corredores oscuros y húmedos que lo podían dañar.
El considerado padre de la fotografía albanesa es Pietro Marubi, un italiano que en 1856 fundó Studio Marubi en Shkodra, ciudad en la que se estableció tras abandonar su país natal por motivos políticos.
En 1858, tan sólo 19 años después de que se tomara la considerada oficialmente como la primera foto de la Historia, realizada en Francia, este joven de 24 años, apodado Pjetër en albanés, hizo la primera foto hecha en Albania y una de las primeras en los Balcanes.
Delante del objetivo de su cámara posó por primera vez el revolucionario Hamza Kazazi, armado y vestido en traje tradicional.
Cuando Marubi llegó a Albania, bajo dominio otomano, el valiato (vilayet en turco) de Shkodra era uno de los más importantes del imperio y se había convertido en un centro floreciente de comercio y comunicación regional.
Pjetër se convirtió en un apasionado fotógrafo que retrató en blanco y negro durante 40 años combatientes antiotomanos, mujeres, mendigos, gitanos, paisajes naturales y urbanos.
«La importancia de la ‘dinastía’ Marubi consiste no sólo en la antigüedad de sus fotos, sino también en las técnicas novedosas que usó como la del colodión húmedo, placas secas de cristal y las cámaras más modernas de la época», explicó a Efe el director del museo.
Tras la muerte de Pjetër en 1903, el estudio lo heredó su hijo adoptivo Mikel Kodheli, que se cambió el nombre a Kel Marubi.
Durante 55 años enriqueció el archivo con una galería de retratos de personajes conocidos de la época, desde partisanos renacentistas albaneses hasta el del rey Zog, que le nombró su fotógrafo oficial.
Su hijo, Gegë, tercero de la dinastía Marubi, estudió fotografía en la escuela de los hermanos Lumière en Francia y pasó la mitad de su vida bajo el comunismo.
En 1952 el régimen nacionalizó el estudio Marubi y en 1970 el propio Gegë regaló por entero su archivo de 150.000 negativos al Estado, dirigido entonces por el dictador Enver Hoxha.
Posteriormente el archivo creció hasta el medio millón de negativos realizados por fotógrafos que habían aprendido en el estudio Marubi como Shan Pici, Dedë Jakova o Pjetër Raboshta.
«Llevo 15 años trabajando y no he llegado aún a conocer bien todo el archivo», dijo a Efe Lindita Selimi, empleada del Marubi.
El objetivo ahora es digitalizar todo el archivo para que la gente pueda disfrutar de estas maravillosas fotos en internet.
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