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Publicado 7 junio, 2023

La pintora Patricia Giraldo se retrata y sí misma y a su familia

Llegó temprano al matrimonio y a la maternidad, pero, sin dejar de cumplir con las exigencias propias de estas dos experiencias centrales de la vida, supo siempre serle fiel a su vocación de artista, a la que hoy se dedica a plenitud.

Patricia Giraldo es una mujer dueña de un optimismo desbordado, y ese atributo, combinado con el orden metódico con que siempre ha distribuido su tiempo y realizado sus diferentes tareas como madre, esposa, artista plástica y docente, es una de las claves de los logros que ha obtenido a lo largo de su vida.

Casada desde muy joven con un ingeniero civil, fue madre a una edad algo temprana, pero fueron precisamente las cualidades mencionadas las que le permitieron sacar adelante al mismo tiempo sus diferentes roles en el hogar y en el ámbito profesional. “Cuando me casé, mi esposo y yo nos fuimos a vivir a Manizales un par de años por cuestiones de su trabajo”, cuenta. “Allí ingresé a la Universidad de Caldas y comenzó mi recorrido por las artes plásticas. Al regresar a vivir a Barranquilla, nunca abandoné mi pasión por el arte. Papá Dios me regaló tres hijos hermosos que demandaban toda mi atención, pero continué haciendo cursos y talleres que me permitían darle rienda suelta a mi creatividad. La vida, sin embargo, me llevó por el rumbo de la pedagogía, por lo cual hice una maestría en esta carrera en la Universidad Pontificia Javeriana y terminé ejerciendo la docencia”.

Se desempeñó como profesora durante 22 años en el colegio Marymount, el mismo del cual es exalumna. “Fue un recorrido maravilloso”, dice. Retirada de la docencia, ya hace varios años, decidió retomar el arte, del que nunca se había desvinculado por completo. Fue entonces, como ella misma afirma, cuando comenzó la segunda parte de la historia de su vida. Gracias a que sus tres hijos estaban ya “encarrilados en sus profesiones”, pudo disponer de todo el tiempo para dedicarse a la pintura sobre lienzo, que para ella, además de constituir su vocación entrañable, es una verdadera terapia.

“Dios me ha permitido disfrutar a plenitud esta etapa de mi vida porque me deleito con la creación de nuevas obras de arte y logro exhibirlas en diferentes exposiciones colectivas”, señala. “También estoy dedicada a diseñar una nueva colección de esculturas que han gustado mucho y que han comenzado a ocupar un lugar importante en varios hogares de Colombia y del exterior”.

RETRATO DE GRUPO FAMILIAR

Al hablar de su familia, Patricia Giraldo parece estar haciendo con sus pinceles un retrato de grupo. En ese “cuadro”, aparece su esposo, caracterizado como un trabajador incansable, muy objetivo en los criterios con que asume todo lo que hace, organizado y emprendedor; como todo ingeniero, es un hombre que no se sale de la línea, pero es muy consentidor con toda la familia, a la que ofrece siempre lo mejor de sí mismo.

Al lado de él, figuran los tres hijos de ambos: Andrea, la mayor, acompañada de su esposo, Andrés, y de sus dos hijos, una niña y un niño muy hermosos. “De mis dos nietos no te hablo porque me extiendo mucho, pero son una generación espectacular”, aclara la pintora, quien representa a Andrea como una mujer práctica, que programa bien todas sus cosas, y quien, por ser alegre y animadísima, constituye el motor de las reuniones familiares. A continuación aparece Javier Enrique, “Kike”, su segundo hijo, quien es productor musical, músico de profesión, gran artista y presentador de un programa de televisión. “Es muy parecido a mí en su forma de ser, muy colaborador, sencillo y de buen corazón”. Luego figura Mario Andrés, el tercero, un ingeniero civil que, sin dejar de tener ciertas características de Patricia, es “la fotocopia del papá, tanto físicamente como en su forma de ser y de trabajar”, y es un gran ser humano. Junto a Kike y a Mario Andrés, aparecen las novias del uno y del otro, ambas bellísimas.

Todos se ven muy unidos entre sí en este “retrato”, y es porque lo son realmente: les encantan las reuniones familiares, disfrutan juntos en la cocina los platos exquisitos que prepara Kike, escuchan con agrado las historias de sobremesa de los “pitos”, como les llaman los muchachos a los abuelos: siempre, en fin, comparten muchos y buenos momentos, en los que a veces no faltan unos vinitos.

Patricia junto a su madre Elvira Lapeira de Giraldo, su hija Andrea Vélez Giraldo, y su nieta Alicia Janer Vélez.

EL ARTE DE SER MAMÁ Y PROFESIONAL

Patricia afirma que ha aprendido a ser mamá en el transcurso de la vida, con todas las situaciones desafiantes que suelen presentarse a lo largo de la niñez y la adolescencia de los hijos. “Ser mamá es ser modelo y ejemplo en todo momento; es un trabajo 24/7”, precisa, y agrega que ser educadora le sirvió muchísimo para ayudar a sus hijos a desarrollarse en todos los aspectos de su vida. “Soy afectuosa, les doy consejos y no cantaletas, aunque ahora a veces soy yo quien les pide consejos en temas que no manejo”.

Su faceta como profesional es también muy importante en su vida, ya que saberse útil a la sociedad la hace sentirse completa como persona, aparte de que le permite desarrollar también su vocación, su pasión y todo su potencial como ser humano. “Ha sido un gran reto que me he propuesto y lo he logrado gracias a Dios”, puntuliza, y remata: “En todo esto, mi esposo ha sido mi gran apoyo y motor”.

DOS ESTRATEGIAS Y UN CONSEJO DE ORO

«Mi estrategia es sobre todo encomendarme a Dios y a los ángeles cada mañana, tener fe y orar mucho. Otra estrategia importante es la meditación, que me ha permitido balancear mis emociones, encontrar ese equilibrio entre las presiones de la vida profesional y la tranquilidad interior, la cual le transmito a mi familia y reflejo en mis obras de arte.

A las mujeres que son, o quieren ser madres, pero que también quieren cristalizar sus sueños, les doy un consejo: para lograr sus sueños, nunca hay que desistir. Con una buena logística, con planeación y organización, a veces haciendo pausas y luego retomándolos para atenderlos como prioridad –porque hay que saber que no se puede todo al tiempo–, esos sueños pueden alcanzarse y realizarlas como mujeres, lo cual es crucial porque les dará la felicidad» – Patricia Giraldo.

Fotografía: Mauro Tovar

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