El potencial estético del Carnaval de Barranquilla es casi infinito y aunque los disfraces hacen parte importante de estas fiestas, eso no quiere decir que no lo puedas incorporar a tu diario vestir.
Usar una máscara de marimonda o ponerse el disfraz de monocuco hace parte de las tradiciones que definen al Carnaval de Barranquilla. Una oportunidad para adquirir otra identidad y festejar nuestra cultura, pero disfrazarse no es la única opción que existe para expresar el amor por estas fiestas.
Diseñadores locales, como la barranquillera Flor Chaparro, de la empresa Efecé, ofrecen alternativas que permiten expresar la alegría del caribe por medio de cómo te vistes todos los días. “La idea es sentirse cómodo con uno mismo mientras se celebra nuestro patrimonio cultural e inmaterial” dice Chaparro, cuyos zapatos, que aluden a los personajes de nuestro carnaval, han hecho furor.
Esta es la nueva tendencia que está tomando fuerza en Barranquilla y que ya ha empezado a esparcirse a toda Colombia y el mundo; una forma de extender la cultura caribe a más allá de nuestras fiestas tradicionales.
Ilustraciones de artistas locales que se inspiran en lo que hace al barranquillero auténtico pueden verse en prendas como camisas, bolsos, y sobre todo zapatos. No solo desde la tradición sino también desde la cultura urbana moderna. Desde los buses de transporte público, hasta los mercados del centro de la ciudad son fuente de inspiración. Así lo afirma Chaparro, quien para sus colecciones realizó una investigación y registro fotográfico de la ciudad.
Esto no quiere decir que el disfrazarse pase de moda, pues hace parte intrínseca del Carnaval, sin embargo, las diferentes formas de expresión que han comenzado a tomar fuerza les dan una dimensión totalmente nueva a las fiestas. No son solo expresiones estéticas sino intelectuales también.
“Las historias que encierran los personajes del carnaval son una fuente muy rica de cultura, como caribe somos millonarios en cultura” dice Flor que, en una de sus colecciones de zapatos plataforma, pone de protagonistas a las marimondas, los coyongos, los diablitos y las farotas.
“Las farotas son una de mis favoritas porque cuentan una historia de empoderamiento de nuestra cultura y la protección de la mujer caribe” dice la diseñadora refiriéndose a la historia de las farotas: hombres que se disfrazaban de mujeres para engañar a los españoles, enfrentarlos y evitar que sus mujeres fueran violadas.
Esta extensión del Carnaval de Barranquilla no solo prueba que la cultura de la ciudad está sumida a una fiesta anual, sino que tiene el poder traspasar fronteras y mantenerse vigente todo el año.
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