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PERSONAJE

Publicado 17 agosto, 2016

Ingrid Macher y su revolución saludable

Por Mónica Mendoza
Fotos: Kenny Roland

Su canal de YouTube “Quemando y gozando” ya sobrepasa las 67 millones de visitas y cuenta con más de 712.000 suscriptores y más de 9,6 millones de seguidores en Facebook que buscan sus consejos sobre nutrición y preparación física a diario, comentan y comparten sus recetas, rutinas y mensajes motivacionales, para cambiar su estilo de vida por uno saludable. Ahora lanza su libro de recetas saludables “Ponte en forma cocinando con Ingrid Macher”, que nace de la necesidad de hacer más atractiva la idea de comer más sano.

¿Cómo fue concientizarte para adaptarse a una nueva alimentación y rechazar tus hábitos anteriores?

Todo comienza por enamorarse de la persona más especial de este mundo, que es uno mismo. Una vez lo logras, esto te da el enfoque para estructurar un plan de acción y llevarlo a cabo. El mío fue sencillo: comencé eliminando la cafeína y las bebidas azucaradas, y, después de una semana de ver resultados sorprendentes empecé a organizarme con la comida, enfocándome en las frutas, vegetales, carnes magras como: el pollo, pavo y pescado, tomando más agua y haciendo ejercicio. Después de noventa días perdí cincuenta libras y le dije adiós al sobrepeso para siempre. Lo más importante es mantenerse enfocados y anclados a pensamientos positivos, tener paciencia y fe en nosotros mismos de que lo podemos lograr. Esto nos da la firmeza para seguir adelante y no desfallecer.

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Lo que empezó como una forma de mejorar su salud, se convirtió en un estilo de vida que han seguido con devoción millones de personas en el mundo.

Empezaste por ti misma, pero embarcaste a tu familia en este nuevo estilo. ¿Cómo fue el proceso? ¿Hubo resistencia?

El proceso en una familia depende mucho de nuestra actitud y las ganas que tengamos para hacer un cambio, ya que no podemos forzar a los miembros de nuestra familia. Debemos hacerlo poco a poco. En mi caso, mi esposo es gringo y creció con todas las malas costumbres de la cultura estadounidense, donde las hamburguesas, las pizzas, los pancakes y las papitas fritas están a la orden del día. En un comienzo, cuando empecé a abandonar esos tipos de comida, mi esposo se sorprendía mucho, pero, una vez notó mis cambios, se contagió. Recuerdo que en cierta ocasión lo utilicé para un capítulo de mi canal de YouTube de “Quemando y gozando”. Al verlo, la gente hizo comentarios de su barriga, y él, aunque no habla español, pudo entender que la gente le estaba diciendo panzón, lo cual lo motivó para decidirse a comer bien y ejercitarse. Confieso que muchas veces yo le echaba a su comida semillas de chía o cambiaba los carbohidratos por unos más saludables hasta que poco a poco se fue educando, y empezó a comer cada día mejor y a olvidarse de la comida chatarra.

¿Qué es aquello que no puedes dejar de comer a diario?

Siempre tengo que desayunar. No importa la hora en que mi día comience, para mí es imperativo activar mi metabolismo con quince gramos de proteína y luego seguir comiendo cada tres horas.

Una cosa es lo que el cuerpo de un adulto necesita, otra lo de los niños. ¿Cómo podemos motivarlos a comer lo que sus cuerpos necesiten?

Los niños necesitan una alimentación balanceada que esté combinada por todos los grupos de alimentos, especialmente de proteína y fibra. El problema radica en la mentalidad que se les ha ido inculcando a través de los años. Los medios de comunicación les dicen que, para ser campeones, hay que consumir cereales llenos de azúcar y, peor aún, acompañar su desayuno con toneladas de calorías vacías que hoy en día vemos reflejadas en obesidad severa, diabetes y cáncer. Nuestra tarea como madres es incorporar al máximo alimentos saludables  y para esto debemos utilizar nuestra creatividad utilizando colores, figuras y sabores agradables que motive a nuestros hijos a probar lo que les cocinamos.

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Una foto publicada por Ingrid Macher (@adelgaza20) el

¿Qué es lo que no debe faltar en nuestros hogares para poder empezar a comer mejor sin gastar tanto?

Frutas, vegetales, carbohidratos de buena calidad y definitivamente carnes magras como el pollo, pavo y pescado.  Lo más importante es leer bien las etiquetas para analizar los porcentajes de azúcar, sodio, grasa y la cantidad de carbohidratos que nuestros alimentos contienen. No olvidemos que si un niño de siete años no puede pronunciar los ingredientes adicionales, no los compres. Toda esta revolución por comer sano está cambiando poco a poco la mentalidad de nuestros hogares.

¿Qué podemos usar de la comida de la abuela para no descuidar nuestras metas sin ofender a los que se resisten a este cambio?

Pienso que debemos mantenernos firmes en nuestra alimentación. Si nuestra abuelita de verdad nos ama, entenderá que estamos haciendo un cambio por nuestra salud y lo va a respetar. A los que se resisten al cambio los debemos respetar también, no es nuestro trabajo forzar a otros a seguir nuestras convicciones, el tiempo se encargará de mostrarles, con nuestras acciones y progresos, que nosotros estamos bien y que quizás es tiempo de que ellos también cambien.

¿Sustituir los fritos por?

La parrilla, la plancha o al horno.

¿Las harinas?

Por carbohidratos saludables como: las harinas de avena o de coco. Los jugos verdes son una fuente de vitaminas, minerales que nos desintoxican, mejoran nuestro sistema inmune, nos dan más energía y nos adelgazan si están hechos con las combinaciones correctas. Hay que comer saludables sin privarnos de nada.

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