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Publicado 16 abril, 2018

El gran malecón, el reencuentro de Barranquilla con su alma ribereña

El escenario de 5.2 kilómetros genera una experiencia cultural en la ciudad alrededor del Río Magdalena, una dinámica que ya es natural en los pueblos aledaños a la principal arteria fluvial de Colombia.

Se destinaron 5.2 kilómetros para el área completa de lo que es el proyecto del Gran Malecón del Río.

Cuando las aguas del río Magdalena llegan a Barranquilla ya han viajado alrededor de 1.500 kilómetros desde las alturas de los Andes hasta nuestra región Caribe. Este cuerpo de agua representa para la ciudad un factor estratégico para el comercio, las comunicaciones y el desarrollo económico; sin embargo, durante muchos años la urbe se expandió de espaldas al gran Magdalena… hasta ahora. Junto a la emblemática Vía 40 encontramos hoy el Malecón del Río, un corredor diseñado para admirar respetuosamente esa corriente que arrastró en su cauce las manifestaciones culturales originadas en  los pueblos ribereños y, junto a esas mismas aguas, se abre un nuevo escenario cultural para los barranquilleros.

 

Que el Gran Malecón sea un espacio dispuesto para las expresiones artísticas le da continuidad a una dinámica cultural que se ha gestado desde los tiempos de la Colonia y ya constituye parte del tejido social de las poblaciones y de la interrelación de estas con el río. El sociólogo Édgar Rey Sinning, en su artículo titulado El Carnaval rural y ribereño en el bajo Río Magdalena”, explica que el Carnaval traído por los europeos se nutrió de elementos culturales de los habitantes nativos y de los esclavos negros que, desde el siglo XVII, hicieron su aparición en el territorio Caribe.

 

“Al revisar el surgimiento y fortalecimiento de esta fiesta en la ciudad de Barranquilla, encontramos que en sus inicios el aporte de las colonias de los pueblos ribereños es evidente. Hoy se aprecian danzas como Las Farotas, Los Coyongos, Los goleros, entre otras”, destaca Sinning.

 

Por la Vía 40 desfilan cada año esas coloridas delegaciones folclóricas provenientes de diversos lugares, entre los que se encuentran Talaigua Nuevo, Bolívar; Santa Lucía, en el sur del Atlántico, El Banco (Magdalena), entre otras poblaciones que ponen en escena la tradición oral e inmaterial presente en la región. No es fortuito que junto al Cumbiódromo se fortalezca otra dinámica cultural que se extiende más allá de los cuatro días de Carnaval.

 

UN MALECÓN PARA LA MOVIDA CULTURAL BARRANQUILLERA

“Barranquilla entró en un proceso de transformación, en el cual el río toma nuevamente su protagonismo”, así lo expresa Juan José Jaramillo, secretario de cultura del Distrito de Barranquilla, quien asegura que por generaciones la única forma de ver el río fue a través del puente, popularmente conocido como “Pumarejo”. “Hay una generación que ni siquiera sabía que había un río aquí”, agrega.

Para leer la nota completa, adquiere la última edición de La Revista Actual.

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