De Daniela Ospina se pueden decir muchas cosas: que es modelo, deportista, influenciadora y empresaria. Pero a ella, la que más le importa es la faceta de ser “mamá de Salomé”. Hablamos con ella sobre todos sus roles y, claro, sobre su hija.
Por Paula C. Armirola
Daniela Ospina es, antes que cualquier otra cosa, “la mamá de Salomé”. Así se presenta en redes sociales. A secas, sin más. Tampoco tiene que decir mucho: sus 4,5 millones de seguidores la conocieron siendo la hermana de David Ospina, arquero de la selección Colombia, y esposa de James Rodríguez, el 10 de la Tricolor. Y tienen claro que ya ella no es ni lo uno ni lo otro. Y no porque sus vínculos con el primero hayan cambiado, pues siguen estando firmemente unidos a la distancia, ni porque haya puesto fin a su matrimonio con el volante del Bayern Múnich. Sino porque Daniela ya es, en sí misma, una marca, un nombre.
No es gratuito que haya cosechado tal legión de ‘followers’. Ellos han visto cómo se fue convirtiendo en un referente de estilo, encontrando el suyo propio de la mano de Ana Antic, la estilista de moda “más poderosa de España”, como la nombró el diario ‘El País’. Fue Antic quien la ayudó a elegir el vestido negro de Alexander McQueen que lució en la gala del Balón de Oro en 2015, y continuó asesorándola para vestirla con piezas de Rosa Clará o Roberto Cavalli en ocasiones medidas y cuidadas durante su estadía en Madrid.
Salo es su centro de gravedad, su fuerza, y está involucrada en todos los aspectos de su vida: es la gran inspiración de DanFive Kids, la línea infantil de su marca deportiva, y hace fotos con ella, como estas que acompañan esta entrevista.
Con su hija también se toma retratos con globos, o en la nieve, o en su casa. Tiene una chaqueta bordada con su nombre y una colección de momentos que atesora digitalmente y están a la vista de todos, con sendas dedicatorias que no solo dejan clara cuánta complicidad hay entre ambas, sino la sensibilidad y dulzura de Daniela, que se derrite de amor con solo oír el nombre que hace magia. “Lo más cercano a la felicidad es escuchar su risa, lo más cercano a la tranquilidad es tenerla cerca, lo más cercano a la esperanza es pensar en un futuro para ella. Ella, Salomé, el amor más grande del planeta”. ¿Se puede amar más?
Daniela Ospina es un nombre por sí solo. ¿Se siente un referente?
No quiero acudir a la falsa modestia. Pero sí siento una gran responsabilidad por ser una figura pública. Siento la responsabilidad de tener en mí los ojos de muchos niños, jóvenes y adolescentes. Todos los que tenemos cierta visibilidad tenemos que ser cada vez más responsables.
¿Cómo se ha sentido en su regreso a Colombia?
Bien. Estoy contenta. En casa. Y uno en casa siempre se siente cómoda. Además, estoy en mi empresa, creciendo cada vez más con este proyecto. Estar en la casa y haciendo empresa es un gran regalo y un gran reto. Estoy muy feliz.
¿Qué extraña de Europa?
De Europa extraño sobre todo a mis amigos, personas con las que tejí una relación bonita. Me hacen falta.
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