El mundo del arte recuerda al excéntrico Andy Warhol, creador de algunas de las imágenes más icónicas del siglo XX, con exposiciones que rinden tributo a su vida y a su obra en el 30 aniversario de su fallecimiento.
Museos por todo el mundo exhiben estos días algunas de sus obras más alabadas y numerosos libros celebran los 58 años de vida del artista visual estadounidense, icono del Pop Art que ayudó a trazar el sendero artístico durante varias décadas del siglo pasado.
Con motivo del aniversario de su muerte, el 22 de febrero de 1987, también se analiza la influencia del mítico estudio neoyorquino de Warhol, «Factory», mientras que salen a la luz nuevos retratos del artista, como el pintado por Lincoln Townley y que se exhibirá en Mayfair, Londres.
Warhol consiguió crear imágenes que siguen estando presentes en la vida cotidiana décadas después de ver la luz, como la serie de cuadros policromáticos que le dedicó a Marilyn Monroe al poco de fallecer la actriz, en 1962.
También quedaron grabadas en la retina de medio mundo las famosas «Latas de sopa Campbell», 32 pinturas sobre lienzo, también de 1962, que siguen admirando diariamente cientos de personas en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA).
Andrew Warhola, nacido con ese apellido en Pittsburgh (Pensilvania) en 1928, provenía de una familia de clase obrera de origen eslovaco y destacó desde niño por sus habilidades artísticas, que consiguió desarrollar, en parte, durante los largos periodos que pasaba enfermo en su habitación.
Pese a su frágil salud, Warhol se graduó en Bellas Artes en Pitsburg en 1949, el mismo año que se trasladó a Nueva York y donde comenzó su meteórica carrera.
Comenzó diseñando portadas de discos para la firma RCA Records en la década de los 50, pero pocos años después su talento ya fue reconocido y empezó a exponer sus obras de arte en numerosas galerías en los 60.
Destacaron en esa época sus retratos de Marilyn Monroe, Elvis Preysler, Marlon Brando, Elizabeth Taylor o el boxeador Mohamed Ali, que por otra parte fueron criticados por algunos de sus contemporáneos por su abierto carácter comercial, que tildaron de superficial y facilón.
Pero el artista no solo sobresalió por sus propias obras de arte, sino por ser uno de los epicentros de la vida cultural estadounidense, y que ayudó a definir las tendencias de la alocada década de los 60.
En torno a su estudio, el legendario «Factory» de Nueva York, se reunía un amplio abanico de artistas, músicos, escritores y celebridades de la cultura alternativa hasta el intento de asesinato contra Warhol en 1968, cuando el incremento de seguridad del recinto llevó a su declive.
Con el tiempo, el artista continuó recibiendo críticas negativas por su carácter mercantil, pero siguió destacando por su conexión a personalidades altamente influyentes y adineradas, como Mick Jagger, Liza Minnelli, John Lennon, Brigitte Bardot o el Shan de Irán, Mohammed Reza Pahlavi.
En los 80, los últimos años de su vida, su imagen mejoró gracias a su amistad y promoción de importantes artistas emergentes como Jean-Michel Basquiat o Enzo Cucchi.
Su inesperada muerte en el Hospital de Nueva York causó un fuerte impacto, ya que según se anunció en su momento se produjo a causa de un ataque al corazón durante una operación rutinaria sobre su vesícula biliar.
Sin embargo, 30 años después, esa versión ha sido cuestionada por algunos profesionales de la medicina, que apuntan que la intervención sobre Warhol no era rutinaria, sino una operación complicada sobre una persona gravemente enferma.
«Era una operación muy, muy grave -y no de rutina- sobre una persona muy enferma», opinó el pasado domingo el cirujano retirado e historiador médico John Ryan, revela hoy un articulo del The New York Times escrito por Blake Gopnik, que prepara una biografía del artista.
Se cree que el terror que sentía por los hospitales, heredado de una niñez de frecuentes visitas médicas, le llevó a ignorar una evidente deterioro de su salud, que finalmente acabó con su vida.